Colección que agrupa los documentos relacionados con temas de interés general, expresiones artísticas, manifestaciones y producciones culturales originadas por los diferentes tipos de poblaciones en el país.
Con Ein Deutsches Requiem, op.45 (Réquiem Alemán, 1854-68), Johannes Brahms expresa una forma idiosincrática y revolucionaria de asumir el oficio litúrgico, al confrontar la tristeza por la muerte de su madre y de su amigo y promotor Robert Schumann, con el carácter laico y optimista que también tiene la obra. Rudolf Kempe (1910-1976), influyente batuta en el campo del repertorio germano, logró en 1955 una grabación de referencia, en la que descuella el joven barítono de célebre carrera que será Dietrich Fischer-Dieskau (1925-2012). Dada la precariedad de las condiciones que ofrecía para la producción la Alemania de Postguerra, con continuos cortes de luz y orquestas de músicos hambrientos, el mensaje de paz y tranquilidad en medio de la tragedia se asume a la perfección.
La Sinfonía No. 9 en re menor, op.125 de Beethoven, ha sido interpretada en los contextos más disímiles. Durante el régimen Nacionalsocialista en Alemania, sirvió para conmemorar el nacimiento de Hitler. A la cabeza de la interpretación estuvo el laureado director Wilhelm Furtwängler (1886 – 1954), uno de los pocos músicos de renombre que por entonces se negó a huir de su Alemania natal, a pesar de las diferencias con el sistema. Por ese supuesto vínculo con el partido Nazi, Furtwängler fue proscrito del entorno musical y solo se le autorizó dirigir una orquesta seis años después, para la reapertura del Festival de Bayreuth, cuna de la ópera wagneriana y templo desde el cual había oficiado Hitler, razón por la cual el Festival estuvo a su servicio y fue cancelado. Reabrirlo en 1951 con la Sinfonía “Coral”, símbolo de libertad y fraternidad, significó haber saldado cuentas con el pasado.
Como respuesta al bombardeo que durante la Segunda Guerra sufrió la ciudad inglesa de Coventry y la destrucción de su celebrada Catedral, se erigió un nuevo templo junto a las ruinas de la antigua edificación. Signado por un espíritu reconciliador, el acto inaugural de 1962 contó con una obra alusiva escrita por Benjamin Britten. Su “Requiem de Guerra”, utiliza poemas escritos por Wilfred Owen, abatido en La Gran Guerra, cargados de desencanto y aprehensión por un mundo impelido hacia el desastre. Britten alude al rostro yermo de la guerra y convoca por ilustrativa oposición, tres voces representantes de las potencias en pugna: Galina Vishnevskaya, soprano soviética, Dietrich Fischer-Dieskau, barítono alemán, Peter Pears, tenor inglés.
El trágico deceso de su hija y una propia afección incurable del corazón, conforman el escenario en el cual Gustav Mahler escribe su novena sinfonía titulada “La canción de la Tierra” (1907-1909). La obra es a la vez un monumento a la desolación y cierta luz de consuelo frente el destino fatal. Del año 1952, esta es la tercera de las cuatro grabaciones realizadas bajo la dirección de Bruno Walter. Participan Julius Patzak, tenor, y Kathleen Ferrier, contralto de culto devocional allende las fronteras de su Inglaterra natal. Al momento de grabar, Ferrier también es consciente de su destino, víctima de un cáncer sin remedio. Se dice que el firme carácter de Walter, no pudo contener la emoción de sus lágrimas ante la descollante entrega de Ferrier en el movimiento final de la obra, “La despedida”.
Como ilustrativo antecedente de lo que en la actualidad se considera una superestrella pop, el genovés Niccolò Paganini (1782-1840) fue capaz de agotar taquillas con meses de antelación a sus conciertos a lo largo y ancho de Europa. Haya sido bien o mal, de Paganini siempre se habló. Se dijo que estaba poseído por el diablo, que era el asesino de su adúltera esposa, cuya sangre habría usado para pintar el violín y con las tripas del amante fabricar sus cuerdas. Por otro lado, los “24 caprichos para violín solo” op.1, siguen siendo una de las obras de mayor complejidad para el instrumento. La más importante grabación fue realizada en 1958 por Michael Rabin (1936-1972), superdotado violinista con varios discos de referencia, cuya figuración poco a poco disminuyó por quebrantos de su salud mental. Aun cuando el hecho nunca se esclareció del todo, se afirma que Rabin nunca emergió del todo, tras una experiencia con LSD.
La cantata profana Carmina Burana, escrita entre 1935 y 1936, es la obra más conocida del compositor alemán Carl Orff.