San Agustín, tesoro precolombino | Señal Memoria

San Agustín
Publicado el Jue, 26/01/2023 - 15:44
San Agustín, tesoro precolombino

Hace cerca de dos milenios, una sociedad de agricultores que llevaba otro millar de años de formación se convirtió también en un pueblo de orfebres y escultores. Respondiendo a una singular cosmovisión y a un medio natural diverso, construyó una serie de necrópolis en el suroccidente de Colombia. Como no sabemos su nombre, hablamos hoy del área arqueológica de San Agustín. Esta es parte de la historia de un lugar que desde 1995 la UNESCO reconoce como Patrimonio de la Humanidad.


 

Escultura moderna frente al Cañón del río Magdalena. Foto: María Camila Infante, Señal Memoria

Escultura moderna frente al Cañón del río Magdalena. Foto: María Camila Infante, Señal Memoria

 

Según las evidencias arqueológicas, hace tres mil años la vida sedentaria se había difundido por la mayoría del actual territorio colombiano, configurando buena parte de la dieta que hoy aún consumimos. Mientras esto ocurría, en un territorio cercano al nacimiento del río Magdalena y a pocos días de camino de la costa Pacífica y la selva amazónica, se daban las condiciones para formar una cultura única. Era el sur del actual departamento del Huila, principalmente los municipios de San Agustín e Isnos, donde en esa época tan remota aparecieron asentamientos rurales dispersos en las tierras altas, mientras se cultivaba quinua, batata, yuca y poco después fríjol y maíz.

Aquel pueblo agricultor enterraba a sus muertos junto a sus casas en tumbas de pozo, es decir, en fosas profundas y estrechas, muy parecidas a las de Tierradentro, ese otro gran destino arqueológico colombiano. Al parecer se trataba de una sociedad autosuficiente que no necesitaba del comercio con otros pueblos, con familias dispersas que vivían en el mismo lugar donde cultivaban, pescaban y cazaban. Más o menos doscientas de estas familias seguían la autoridad de un jefe político y religioso que al morir era enterrado en condiciones muy parecidas al resto de la población. Esto ha llevado a que la arqueología concluya que estos gobernantes afirmaban su poder en la sociedad por motivos religiosos antes que económicos.

 

Vestigios de un camino ceremonial (Parque Arqueológico de San Agustín, Huila.

Vestigios de un camino ceremonial (Parque Arqueológico de San Agustín, Huila. Foto: María Camila Infante, Señal Memoria

 

Los escultores milenarios

Los monumentos que hoy vemos a lo largo de la Zona Arqueológica de San Agustín son las mejores evidencias de que el pueblo que allí vivía estaba cambiado su mentalidad hace dos mil años. Si bien seguía siendo una sociedad de agricultores autosuficientes, algunas comunidades se especializaron en la orfebrería y en la escultura. 

Los caciques de este periodo también eran muy diferentes. Ahora concentraban su poder sobre seiscientas familias, dominando las mejores tierras para cultivo y, posiblemente, algunos de ellos se disputaban el control político de la región, tal como ocurría con los muiscas o los taironas mucho después de la llegada de los españoles. Es decir que ya existía una élite claramente definida, cuyo lugar en la sociedad se manifestaba en las formas tan especiales en las que se les sepultaba cuando morían. Eso hizo que estas comunidades establecieran centros políticos y ceremoniales que obligaron a transformar su arquitectura. Se convirtieron en un pueblo que alrededor de estos espacios diseñaba tumbas, monumentos funerarios, caminos y canales ceremoniales y, en algunos de esos centros ceremoniales se instalaron talleres de cerámica y orfebrería.

 

Escultura polícroma (sitio arqueológico de El Purutal, Huila)

Escultura polícroma (sitio arqueológico de El Purutal, Huila). Foto: María Camila Infante, Señal Memoria

 

Los recuerdos milenarios

No sabemos por qué, pero hace cerca de mil años el pueblo que aquí vivía dejó de elaborar sus esculturas y monumentos funerarios. ¿Un cambio de mentalidad? ¿Un colapso económico o ambiental similar a los que se han estudiado en la región zenú? ¿Una combinación de ambas causas?

Eso, sin embargo, no significa que la tecnología o la autosuficiencia de este pueblo haya decaído, pues durante ese periodo en la región se dedicaban a diseñar terrazas de cultivo y canales de drenaje para alimentar a una población mucho mayor que la que siglos atrás se enterraba en estas tumbas. Incluso hay evidencias de que sus élites eran mucho más poderosas económicamente, pues en esa época se construyeron viviendas más grandes y los cacicazgos se concentraban en territorios mucho más extensos.

Sin embargo, algo pasó aquí algunos siglos más tarde, pues cuando llegaron los españoles hace casi 500 años este lugar estaba abandonado y las tierras vecinas eran habitadas por pueblos indígenas sin relación con los milenarios habitantes del territorio. Pero hay olvidos que no son para siempre y que pueden ser vencidos con la investigación científica. De eso también aprendió la población indígena y mestiza que hoy vive en San Agustín, la cual asiste a la arqueología en el cuidado y aprendizaje permanentes del recuerdo de esta sociedad precolombina.

 

Escultura (Parque arqueológico de San Agustín, Huila). Foto: María Camila Infante, Señal Memoria

Escultura (Parque arqueológico de San Agustín, Huila). Foto: María Camila Infante, Señal Memoria

 


 

Autor: Felipe Arias Escobar

 

 

 

Fecha de publicación original Jue, 26/01/2023 - 15:44