
Ficha Técnica
Al escritor colombiano Álvaro Mutis se le conoce por Maqroll el Gaviero, un personaje que fue desarrollando a lo largo de sus obras como un errante aventurero. Sin embargo, su prosa también aborda otros personajes que vinculan a los lectores con temas como el poder, el amor, la espiritualidad y la muerte. Ese es el caso de Alar el Ilirio, un general del Imperio Bizantino que hace parte de su cuento La muerte del estratega.
Mutis escribió ese relato mientras estuvo en la cárcel de Lecumberri, en México, por una supuesta malversación de fondos. En las escasas páginas de La muerte del estratega, el escritor logra hacer críticas a la guerra y a instituciones como la Iglesia y los imperios. Para Alar, el estratega de una emperatriz de Licando (una zona del Imperio bizantino), la vida cobró sentido gracias al amor. Cuando él estaba al borde la muerte, el recuerdo de su amada fue clave para sentir que su historia en la Tierra había tenido un propósito.
La muerte del estratega no solamente es una narración, es un cuento que motiva a la reflexión, a un viaje hacia el interior, a la comprensión de la existencia, a encontrar sentido en los aparentes vacíos de la vida. Esa era una de las historias más amadas por Mutis. De acuerdo con él, en esas páginas dio lo que más podía aportar como escritor.
En 1992, Álvaro Mutis habló sobre ese cuento en el programa de entrevistas Palabra mayor. En el siguiente fragmento audiovisual se le escucha decir por qué es una de sus historias amadas, cuál fue su inspiración para crearla y cuáles otras obras redactó en su paso por la prisión.
Aunque Alar el Ilirio no es el reconocido Maqroll el Gaviero, escritores como Juan Constaín han mencionado que Alar es la réplica bizantina de Maqroll, debido a su complejidad. Ambos personajes nos acercan a Mutis, a un escritor que se preocupó por la profundidad humana.
El recuerdo de Ana la Cretense le fue llenando de sentido toda la historia de su vida sobre la tierra [...] para decirle al Estratega que su vida no había sido en vano y que nada podemos pedir, a no ser la secreta armonía que nos une pasajeramente con ese gran misterio de los otros seres y nos permite andar acompañados una parte del camino.
—Álvaro Mutis, fragmento de La muerte del estratega.
Por: Laura Lucía González Contreras