Cultura y sociedad | Señal Memoria

Cultura y sociedad

Colección que agrupa los documentos relacionados con temas de interés general, expresiones artísticas, manifestaciones y producciones culturales originadas por los diferentes tipos de poblaciones en el país.

Hablar de experimentación sonora en Colombia es remitirse a situaciones como procesos, caminos y miradas introspectivas a una serie de prácticas artísticas que no son del todo abiertas. Y no lo son, no porque sus creadores no estén dispuestos a darlas a conocer sucede que tienen que ver con caminos u opciones que en ocasiones vienen de un trabajo académico o personal que puede permanecer limitado a un círculo y al cual pocos logran entrar.

Los ciclos biológicos de las especies animales se ven afectados por los altos niveles de ruido que se están generando en la ciudad. Bogotá ha visto cómo disminuyen los ejemplares de su ave insignia: el copetón (Zonotrichia capensis). Un ave que ha estado presente en la vida de la ciudad y que está presente en humedales y parques de la ciudad.

Un acertado vínculo entre visión de mercado y difusión cultural se generó en los años 1980 con la influyente colección “Los Grandes Compositores” de la Enciclopedia Salvat. Sus cien volúmenes sintetizaron una amplia gama de periodos estéticos. Carátulas concernientes y atractivas, se respaldaron con información de la obra y sus compositores, incluida en la contraportada de cada ejemplar. El uso de notación musical y análisis formal, apuntaba a una población al menos iniciada en la gramática musical y las formas. El lenguaje sencillo logró, por otro lado, captar el interés de un mayor público, aún en ciernes, pero satisfecho por la sensación de conocimiento total.

Dentro de la colección fonográfica que alberga la Fonoteca de RTVC, se encuentran más de 24 mil volúmenes correspondientes a una historia sonora construida de diversas formas desde 1940. Este ejemplar, particular dentro del conjunto por su formato de 7’, forma parte de los envíos que la oficina de prensa alemana con sede en Bonn, hizo a las radios estatales de América Latina. Es un compendio de extractos de obras canónicas del repertorio clásico universal.

Luego del interés avasallante que despertó el barroco germano e italiano, incluso desde los albores del siglo XX, poco a poco fue abriéndose espacio la contraparte francesa, sin llegar a ser de referencia hasta la segunda mitad de la centuria anterior. Ese novedoso interés despertado en los años 1960, inmerso ya en los designios de la interpretación historicista, hace de esta grabación un punto de referencia para ulteriores avances. Disco del año 1965, pertenece a la etapa inaugural del sello Nonesuch records (1964), marcada por un ánimo experimental que planteó, por un lado, la búsqueda de aquellos recónditos sonidos poco frecuentes en el catálogo de las grandes casas disqueras, y por otro, el apoyo a las nuevas experimentaciones. Es pertinente mencionar por ejemplo, que a la par con estas publicaciones de música antigua, Nonesuch se encargó de presentar trabajos enfocados en el sintetizador Moog, previos al éxito mundial que tuvo Wendy Carlos.

Reconocido principalmente por sus óperas y las piezas orquestales “España” (1883) y “Joyeuse marche” (1888), el compositor francés Emmanuel Chabrier (1841-1894) fue un punto de referencia para los posteriores desarrollos de la vanguardia parisina en el temprano siglo XX. Su catálogo abarca también obras de cámara y para piano, que en esta grabación se ejemplifican con tres piezas interpretadas por el dueto del pianista austriaco Walter Klien (1928-1991) y la griega Rena Kyriakou (1917-1994), responsables de haber grabado la totalidad de obras escritas por Chabrier para el instrumento. Por su lado como solista, Klein fue reconocido por la interpretación dada a las obras canónicas de su tierra natal, con grabaciones denotadas de Mozart, Schubert y Brahms.

Luego de la labor adelantada al frente de la Orquesta Filarmónica de Nueva York por los directores Bruno Walter (1947-1949), Leopold Stokowski (1949-1950) y Dimitri Mitropoulos (1949-1958), quien fuera alternativamente pupilo de cada uno de ellos, Leonard Bernstein, sorprendió por una labor adelantada entre 1958 y 1969, que se caracterizó por la gran cantidad de grabaciones, todas de celebrada recepción, con un amplio abanico de repertorios. Bajo su batuta fueron galardonados los registros de la obra de Aaron Copland, Béla Bartók y Charles Ives. De manera complementaria con ese interés por las manifestaciones modernas, Bernstein también fijó su atención en los clásicos del pasado. Cuenta de ello es esta grabación del año 1962, que incluye las célebres Sinfonías No. 82 en Do mayor, H 1 “El oso”, y No. 83 en Sol menor, H 1 "La gallina", del compositor austriaco Joseph Haydn (1732-1809).

Se presenta con esta clásica grabación del año 1951 la figura sobresaliente del estadounidense Leonard Bernstein (1918-1990). La postguerra fue el periodo durante el cual floreció su potencial como director y pianista, campos en los que de manera casi repentina, pasó a ser protagonista. Para el momento, fue tan importante el previo aprendizaje bajo la égida de los directores Dimitri Mitropoulus, Fritz Reiner y Serge Koussevitzky, como su relación con RCA Victor y poco después con Columbia Masterworks, de lo que resultaron sus primeras grabaciones al frente de la Orquesta Filarmónica de Nueva York y de las agrupaciones adscritas al propio sello. Este disco ofrece una versión llena de ingenio y simpatía por la obra de Aaron Copland (1900-1990), amigo, confidente y mentor del talento que paralelamente desarrolló Bernstein como compositor.