
Las fotografías son retratos del pasado, enseñanzas en el presente y guías para el futuro. En Señal Memoria se conservan imágenes fijas diversas. En este artículo les comentamos sobre la importancia de estos documentos y les mostramos algunos de los registros de la colección Yuruparí.
La filósofa y escritora estadounidense Susan Sontag decía: “coleccionar fotografías es coleccionar el mundo”. Se colecciona por lo menos una parte de este, pues las imágenes fijas son una muestra de un momento específico en un lugar determinado. Según Sontag, son una “experiencia capturada” por medio de las cámaras. Esa experiencia puede obedecer a una puesta en escena planeada, como lo son las sesiones fotográficas de moda o de productos de consumo. Se trata de sucesos que se crean para ser capturados y pervivir en el tiempo, así como lo hacen los monumentos: se tiene una intención previa con su registro.
La experiencia también puede responder a sucesos que no fueron planeados esencialmente para ser fotografiados como son los casos de la fotografía documental o de la periodística, las cuales capturan a la sociedad en su cotidianidad o en momentos noticiosos. El registro de esas vivencias y hechos logra que lo acontecido pueda perdurar en el tiempo.
Las imágenes fijas cuentan partes de una historia, aquellas que una persona seleccionó para relatar. Lo que se quiso contar es leído por otros e interpretado por medio de sus propios conocimientos y experiencias. Así, una sola fotografía puede expresar diferentes cosas de acuerdo con quien no solo la mira, sino la observa para analizarla.
De acuerdo con las licenciadas en Ciencias de la Información Documental Merizanda Ramírez y Angélica Arreola, “La memoria tiene un “soporte vivo” (seres humanos) y un soporte material”. Debido a la fugacidad de la existencia humana, surgen las fotografías como evidencias del pasado. En ese sentido, las personas que observan las fotografías se sumergen en un proceso de memoria, ya que realizan un ejercicio de reconstrucción de sucesos. A partir de ello, permiten que se aleje el olvido y pervivan los personajes, lugares y objetos que habían sido retratados en un ejercicio de memoria previo.
Las fotografías en Señal Memoria
En el Archivo Señal Memoria se conservan aproximadamente 98 mil fotografías, de las cuales 600 han sido restauradas para que la ciudadanía pueda tener acceso a ellas por medio de exposiciones presenciales, proyectos editoriales y especiales web. ¿En qué consiste ese proceso de restauración? Cuando se restaura, se busca regresar una imagen a su estado original. Para ello, se verifica su grado de deterioro, se identifica si presenta desprendimientos, roturas, grietas, manchas, quiebres, cambios en el tono, entre otros factores.
Luego del diagnóstico se pasan a realizar los ajustes pertinentes que pueden incluir: corrección de color y de contraste; balance de blancos; eliminación de grietas, manchas, roturas; etc. Para ello, se lleva a cabo un proceso de restauración fotográfica digital que respeta los valores de conservación y preservación propios de los archivos. Por eso, no se altera la integridad de la imagen. Lo anterior quiere decir que no se modifican sus características originales: no se coloriza una imagen que se reveló a blanco y negro; no se recorta; ni se le agregan elementos.
La colección fotográfica Yuruparí
Una de las colecciones fotográficas que ha sido restaurada en Señal Memoria es la de Yuruparí, un conjunto de imágenes de corte documental que fueron tomadas mientras también se producía la serie audiovisual que lleva el mismo nombre. Dicho seriado fue emitido en los años ochenta y fue dirigido por la antropóloga Gloria Triana y por realizadores como Ofelia Ramírez, Jorge Ruiz Ardila y Beatriz Barros.
Tanto las fotografías como la serie audiovisual registraron una Colombia diversa, multicultural y pluriétnica. Las imágenes fijas y en movimiento hablan sobre manifestaciones culturales, la vida en el campo, fiestas regionales, tradiciones culinarias, cosmogonías, grupos minoritarios y rutinas.
Su enfoque documental permitió que se hicieran grabaciones lo más fieles posibles a las cotidianidades de los pueblos en el país. Hoy, cuarenta años después del registro original, la colección fotográfica Yuruparí habla. A continuación, les compartimos tres de las imágenes que han sido restauradas por Laura Nathalia Vega, integrante del Archivo Audiovisual de Señal Memoria. En este artículo incluimos también las fotografías sin restaurar para que puedan interactuar con ellas y conocer sus cambios tras la restauración digital.
Fotografía sin restaurar: Osorio, Jaime. (1986). Yuruparí. Ceremonia Chamánica y Aguacerito. Chocó. Archivo Señal Memoria, FPC950759.
Fotografía restaurada: Osorio, Jaime. (1986). Yuruparí. Ceremonia Chamánica y Aguacerito. Chocó. Archivo Señal Memoria, VR-FPC950759.
La anterior fotografía fue tomada en el departamento de Chocó y corresponde a los Wounaan, un pueblo indígena que vive también en el Valle del Cauca. La imagen refleja la importancia del río y de la unión para esta comunidad. De acuerdo con el capítulo El Aguacerito, este grupo le ofrece rituales a Dios para evitar que el mundo se inunde por medio de un diluvio. La siguiente fotografía también es de una mujer de ese pueblo del occidente del país.
Fotografía sin restaurar: Osorio, Jaime. (1986). Yuruparí. Ceremonia Chamánica y Aguacerito. Chocó. Archivo Señal Memoria, FPC950748.
Fotografía restaurada: Osorio, Jaime. (1986). Yuruparí. Ceremonia Chamánica y Aguacerito. Chocó. Archivo Señal Memoria, VR-FPC950748.
La siguiente imagen de la colección Yuruparí fue capturada en Guambía, Cauca. Muestra a una artesana del pueblo Misak (también conocido como Guambiano). La imagen enseña sobre la vestimenta tradicional de esta comunidad, da luces sobre sus técnicas de tejido y sobre las labores que realizan las mujeres.
Fotografía sin restaurar: Múnera, Jorge. (1984). Yuruparí. Cambio de cabildo. Cauca, Guambía Archivo Señal Memoria, FPC952912.
Fotografía restaurada: Múnera, Jorge. (1984). Yuruparí. Cambio de cabildo. Cauca, Guambía Archivo Señal Memoria, VR-FPC952912.
La colección fotográfica de Yuruparí, hoy restaurada y preservada en el Archivo Señal Memoria, no solo rescata imágenes del pasado, sino que reactiva la memoria colectiva de un país profundamente diverso. Cada fotografía es un testimonio visual que no solo recupera su valor estético, sino también su capacidad de narrar historias silenciadas por el tiempo. A través de este trabajo cuidadoso de restauración, se destaca el poder de la imagen como herramienta de conocimiento, reconocimiento y resistencia cultural. Mirar estas fotografías no es solo un ejercicio estético, sino también una forma de escuchar las voces, los lugares y los objetos que siguen hablando a través del archivo.
Por: Laura Lucía González Contreras