De iglesia a museo: el Museo Santa Clara | Señal Memoria

 De iglesia a museo: el Museo Santa Clara
Publicado el Sáb, 19/08/2023 - 06:33
De iglesia a museo: el Museo Santa Clara

Posiblemente muchos transeúntes del centro de Bogotá han visto, en frente de los jardines del Palacio de Nariño, una iglesia esquinera sin pañete y dos puertas laterales. Lo que pocos saben es que no se trata de un templo religioso, sino de un museo instaurado en el único vestigio arquitectónico que queda del extinto Real Monasterio de Santa Clara de Santafé. Hoy, que este museo cumple cuarenta  años, los invitamos a conocer su historia. 


De iglesia de convento de clausura a templo de exclaustración

Durante el periodo colonial los conventos femeninos eran, sin excepción, de clausura. Lo que se traduce en que las monjas, tras tomar sus votos, solo podían salir excepcionalmente del inmueble. Es así como los conventos tenían enfermería y sepulcro para impedir que incluso las religiosas fallecidas abandonaran el lugar. De ahí que el templo donde las monjas debían recibir el servicio litúrgico se construyera al pie del convento y con ciertas características arquitectónicas que les permitiera a las religiosas asistir a misa sin salir del monasterio. 

Las clarisas no fueron la excepción a la norma y tras contar con el acta de fundación de su monasterio, en 1625, emprendieron el proyecto de construir su templo, para lo cual trajeron desde España al arquitecto Matías de Santiago. Este, guiado por los preceptos establecidos años antes por el arzobispo de Milán, Carlos Borromeo, en su texto Instrucciones de la fábrica y del ajuar eclesiástico (1577), levantó una iglesia de una sola nave abovedada con el ingreso de los fieles por un lateral y no en la “zona de pies”, con el fin de levantar ahí los coros alto y bajo, para uso exclusivo de las monjas, quienes recibían la liturgia detrás de unas celosías o reja de clausura que separaban el espacio conventual del de la feligresía.

Matías de Santiago, en todo caso, murió sin concluir la obra, por lo que su terminación se prolongó hasta 1647, cuando el templo fue inaugurado, aunque se siguió trabajando en su edificación por cincuenta años más, según afirma el historiador Diego Angulo Iñiguez. De los aspectos que más resaltan de este extemplo clariano es su embovedado, decorado con cerca de mil pentafolias doradas, rodeadas de diseños florales, que se interpreta como un jardín florido, en el que Jesús es el jardinero y las monjas su rosal. De él y de la decoración del techo del coro alto habló la exdirectora del Museo Santa Clara, Pilar Jaramillo: 

Marchal, Jacques (director). (1999). Aprendamos a convivir: Capítulo 80 - Museo Santa Clara. Bogotá: Inravisión – Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30-008270.


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El templo se mantuvo casi intacto hasta mediados del siglo XIX, cuando sufrió una de sus más radicales transformaciones. Con la Ley de Desamortización de Bienes de Manos Muertas, expedida por el entonces presidente de la República Tomás Cipriano de Mosquera, en 1863, el convento y la iglesia de las clarisas fueron expropiados a la comunidad religiosa. 

La iglesia quedó un tiempo en potestad del Estado hasta que fue entregada, para su administración, a la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús, fundada en Bogotá en 1864. Al dejar de ser un templo de clausura, se tomaron decisiones arquitectónicas como las de remover las celosías del coro alto y bajo, abrir unas puertas en el testero norte para el ingreso de los fieles y crear una escalera de acceso hacia el coro alto. De estas remodelaciones también habló la entonces directora del Museo Santa Clara, Pilar Jaramillo:

Marchal, Jacques (director). (1999). Aprendamos a convivir: Capítulo 80 - Museo Santa Clara. Bogotá: Inravisión – Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30-008270.

En 1887 el templo fue devuelto a la curia en calidad de tenencia hasta que, durante la Regeneración, se tomó la decisión de devolverlo a sus dueñas originales. Como las monjas clarisas no volvieron a ocupar el convento, este se transformó en la Imprenta Nacional hasta que fue demolido a inicios del siglo XX para que sirviera primero de sede a la Escuela de Bellas Artes y luego a la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional. Actualmente, el Palacio Echeverri está localizado donde se hallaba el convento y ahí funcionan las oficinas del Ministerio de Cultura. En cuanto a la iglesia, hacia 1960 empezó a madurar la idea de transformarla en un museo. 

De iglesia de exclaustración a Museo Santa Clara

En la segunda mitad del siglo XX surgió la intención de transformar lo que alguna vez había sido la iglesia de la comunidad clarisa en Bogotá en un museo de historia del arte. Para este fin, en 1968 se creó la Fundación Santa Clara, establecida a partir de una alianza entre la Universidad Nacional y el Distrito Especial de Bogotá, encargada en ese momento de administrar el templo. 

En 1973, en el ocaso del Frente Nacional, el Estado adquirió la iglesia con todas sus obras, comprándole el predio a las monjas clarisas. La Fundación Santa Clara desapareció en 1975, por lo que el templo quedó en manos del Instituto Colombiano de Cultura (Colcultura). Así lo dejó ver el docente Hernando Rocha en una entrevista para el magacín La cultura viva:

Silva Vargas, Vicente (director). (2005). La cultura viva. Patrimonio religioso - capítulo 5. Bogotá: RTVC. Archivo Señal Memoria, BTCX30-006553.

Colcultura se trazó la meta de restaurar tanto el inmueble como las pinturas y esculturas que albergaba. Además, se encargó de adquirir algunas obras barrocas que completaran la colección. Entre ellas se encuentran Santa Rosa de Lima, Santa Rosa de Viterbo y el Éxtasis de Santa Teresa, todas pinturas del siglo XVIII. Estos cuadros se unieron a la iconografía dejada por la familia Figueroa del siglo XVII, dos cuadros de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos (uno firmado y fechado y el otro atribuido) y una colección singular de arcángeles. De ella, y otras pinturas, habló el docente Hernando Rocha: 

Silva Vargas, Vicente (director). (2005). La cultura viva. Patrimonio religioso - capítulo 5. Bogotá: RTVC. Archivo Señal Memoria, BTCX30-006553.

Durante una década Santa Clara fue un laboratorio para el recién creado Centro Nacional de Restauración, que le entregó al país un museo religioso listo para inaugurarse el 19 de agosto de 1983. El evento inaugural contó con la presencia del entonces presidente de la República Belisario Betancur y abrió sus puertas como “Museo Iglesia Santa Clara”


Sin embargo, en 2014, cuando el Museo acababa de cumplir 31 años de inaugurado, vivió uno de los episodios más polémicos desde su apertura: la censura a una exposición temporal denominada “Mujeres ocultas”, de la artista María Eugenia Trujillo, al considerarse que las obras atentaban contra la fe católica. El caso, que incluso llegó a la Corte Constitucional y ocupó varias páginas de los principales periódicos nacionales, abrió la puerta para que las directivas del Museo y del Ministerio de Cultura tomaran la decisión de cambiar su nombre, denominándolo “Museo Santa Clara”, aclarando así que este es un espacio cultural desacralizado, que alberga obras únicas del barroco neogranadino y que recibe temporalmente obras de artistas contemporáneos.


Hoy, que el Museo Santa Clara llega a sus cuarenta años, Señal Memoria se une a su celebración deseándoles continuar preservando el patrimonio colonial y dando a conocer el mundo conventual de los siglos XVII y XVIII.


Por: Viviana Arce Escobar

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Fecha de publicación original Sáb, 19/08/2023 - 06:33