
Bëtscnaté es una celebración indígena que se lleva a cabo en Sibundoy, Putumayo, un poco antes del Miércoles de Ceniza. Los participantes se reúnen en este Carnaval para hacer un llamado al perdón y la armonía por medio de diferentes rituales que hacen alusión a la reconciliación, a la colonización, a la evangelización y a la Madre Tierra.
Cada año, antes del Miércoles de Ceniza, las calles de Sibundoy, Putumayo, se llenan de color. Indígenas de los pueblos Kamëntsá e Inga se reúnen para celebrar el Carnaval del Perdón o Bëtscnaté que traduce “Día Grande de Nuestra Gente”. De acuerdo con el doctor en antropología Pablo Felipe Gómez, es una práctica cultural cuyo objetivo es armonizar las relaciones, restablecer el equilibrio y agradecer a la Madre Tierra.
El magacín Culturama registró esta celebración en el año 2007. Los indígenas comentaron que es una fiesta en honor al arcoíris, por ello la gran cantidad de colores en sus vestimentas. Además, es un encuentro de solidaridad, de transmisión de conocimientos y de reconciliación. El fragmento que se encuentra a continuación da cuenta de la relevancia de este carnaval.
Arenas, Paula (Directora). (2007). Culturama, cultura para ver. Sibundoy, Putumayo: Videobase; Señal Colombia - RTVC. Archivo Señal Memoria, BTCX30-000107.
Un carnaval para la reconciliación
Putumayo ha sido una zona que ha vivido diferentes conflictos ligados a la colonización; la evangelización; la explotación de recursos naturales como la quina y el caucho; y diferentes modalidades de violencia relacionadas con el conflicto armado interno. Algunos de esos factores han hecho que el Carnaval del Perdón tome ese nombre y se celebre desde un par de días antes del Miércoles de Ceniza.
Goméz menciona que algunos relatos indican que los indígenas tenían varias celebraciones a lo largo del año, pero que la Iglesia Católica, particularmente los capuchinos, quisieron integrarlas todas en una para que no “se mantuvieran de fiesta”. Así, quedó establecida para la primera mitad del año.
Aunque el actuar de los capuchinos puede ser comprendido como una técnica de control, el Día Grande de Nuestra Gente se ha transformado a lo largo del tiempo. Incluso, involucra tanto a indígenas como a religiosos y demás visitantes que deseen hacer parte de la celebración.
El perdón es fundamental y la armonía incluye a todas las partes. Se lleva a cabo una misa en la que la autoridad religiosa también interactúa con un taita, quien coloca flores sobre la cabeza del clérigo como símbolo de perdón. Es un acto de reconciliación que no solamente sucede en ese momento, sino también en otros espacios en los que los pétalos son usados para honrar a otros y fortalecer la convivencia entre los pueblos.
Las narrativas han ido cambiando. Por ello, no solo el clérigo participa en el acto de perdón, sino que, al terminar la misa, se coloca parte de la vestimenta de los indígenas. Así, los pueblos ya no son obligados a vestir con prendas “occidentales” ni son vistos como inferiores, como solía suceder.
En 1984 el equipo de la serie documental Yuruparí fue al Valle de Sibundoy durante el Carnaval del Perdón. En el siguiente fragmento de ese registro se observa parte de la celebración, los trajes típicos y la fraternidad. Así mismo, se escucha sobre el significado del festejo para los indígenas.
Ramírez, Ofelia (Directora). (1984). Yuruparí. Sibundoy, Putumayo: Audiovisuales; Focine. Archivo Señal Memoria, C1P-242849.
Personajes y símbolos de la celebración
El Carnaval del Perdón está lleno de símbolos. Además de los pétalos y las prendas de vestir, está el tejido de ramos. De manera colectiva, se teje un castillo que está lleno de los propósitos de cada persona que participó en la actividad. Hace tanto alusión a la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén como a las autoridades del cabildo.
Ese castillo toma especial relevancia durante el ritual del jaloneo del gallo. En esa estructura de ramos se cuelga al ave y se le castiga hasta ser degollado. Según el sociólogo Yago Quiñones, para los kamsá, el gallo representa tanto las debilidades y las faltas de las personas como la traición que se cometió contra Cristo.
Durante los días de celebración, algunos participantes se disfrazan. Así, se le da representación al Matachín, un personaje relacionado con la creación que dirige la procesión. De acuerdo con Quiñones, el Matachín usa una máscara roja y porta una campana para llamar al pueblo y rendir homenaje al gobernador indígena.
También están los Sanjuanes que simbolizan el rechazo a los colonizadores y recuerdan la desesperanza de la muerte. Usan una máscara negra y un traje oscuro que contrasta con los colores de la vestimenta del resto de los asistentes. Además del Matachín y los Sanjuanes, están los Saraguayes que representan a los colonos. Utilizan unos sombreros con espejos que hacen alusión a los engaños y una capa roja que simboliza la sangre que derramaron los indígenas a causa de los españoles. Suelen hacer una danza en forma de S para hacer alusión al territorio, según Quiñones. En el siguiente fragmento de la serie Festivaliando se observan algunos de estos personajes.
Morales Castro, Edna Katalina (Directora). (2009). Festivaliando. Sibundoy, Putumayo: Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX60-060850.
Durante el Carnaval del Perdón se bebe chicha y se hace la ceremonia del yagé para limpiar el cuerpo. De acuerdo con el teólogo Nairo Fernando Idrobo Jacanamejoy, con el consumo de la ayahuasca se busca la armonía entre las personas y la naturaleza. A lo largo de los días de celebración, los participantes danzan y crean música con sus tambores, flautas y cuernos. Se trata de festejar la renovación del ciclo de la vida.
Por: Laura Lucía González Contreras