Brujas: estigma y rebelión | Señal Memoria

Brujas: estigma y rebelión
Publicado el Sáb, 30/10/2021 - 12:30
Brujas: estigma y rebelión

Las brujas surgieron luego del triunfo del cristianismo, asociadas a los ritos paganos y la adoración a los dioses del pasado. En la Edad Media, sus reuniones, los aquelarres, fueron perseguidos y las brujas, quemadas. Esto estuvo atravesado por dinámicas de clase y género: eran mujeres pobres que se rebelaban contra la norma y buscaban la libertad de sus vidas y sus cuerpos. Aunque en Halloween sean motivo de diversión y disfraz, hay que recordar la historia que carga detrás el día de brujas.

Si te digo “bruja”, seguro que te imaginas a una anciana de nariz ganchuda que vuela en escoba, tiene un gato negro y utiliza pócimas secretas. O, tal vez, si eres fan de Sabrina, la bruja adolescente, te imaginas, precisamente, a una adolescente que busca aprender a controlar sus poderes mágicos. Pero la historia es más compleja. 

Aunque en la Biblia hay algunas referencias a la brujería, para hablar de las brujas, como las conocemos hoy, hay que remontarnos al triunfo del cristianismo en Roma en el siglo IV. Fue entonces cuando cogió particular fuerza la idea de que los dioses del pasado estaban ligados con Satanás, así como los que los adoraban. En este cambio de mundo, los ritos paganos se asociaron con acciones sobrenaturales, magia y encantamientos, y fueron rechazados desde el establecimiento. La brujería quedó enfrentada a Dios.

 

Castillo, Boris (1998). Mitos y leyendas del mundo [Las brujas]. Bogotá: Radiodifusora Nacional de Colombia. Archivo Señal Memoria, RDNC-DGW-015499-01.

 

Durante la Edad Media estuvieron en auge los aquelarres, que impulsaron la noción de bruja que aún hoy prevalece. Más que lo que realmente eran o hacían, lo que resultó importante en su caracterización fue cómo eran concebidos por el poder y el catolicismo: como una reunión de brujas y brujos, la chusma, que se fundían en orgías hasta con el mismo Satán, se dejaban llevar por las pócimas espirituosas y afrodisíacas y no escatimaban a la hora de insultar al clero, a Dios (¡hasta decían su nombre al revés!) y a los ricos, nobles y poderosos

Lo que esa visión de los aquelarres omitía —y, a la vez, revelaba— era el trasfondo de clase que los atravesaba. También eran una rebelión ritual de las clases bajas contra el poder que las excluía. Desde el margen, los aquelarres, así como las misas negras y otras ceremonias que supuestamente hacían parte de la brujería, se contraponían a los ritos católicos oficiales. Así se establecía una confrontación de clases sociales, en la que la hegemonía tachaba como brujería y paganismo la desviación de la moral oficial. 

¿Cómo fue la caza de brujas?

En la Europa de los siglos XV, XVI y XVII, esta fue la causa para perseguir hasta a 80.000 mujeres que, acusadas de brujería, terminaban torturadas y quemadas. Y en 1692 tuvieron lugar los Juicios de Salem en Massachussets, Estados Unidos: niñas mostraban síntomas de estar poseídas, se hicieron acusaciones de brujería e histeria y varias mujeres fueron colgadas. Así hubo más juicios a lo largo de Estados Unidos, sin importar que lo más probable es que las niñas fueran envenenadas con un hongo de centeno que causaba espasmos y alucinaciones, no con brujería ni espíritus malignos. Era la época, literalmente, de la cacería de brujas. 

Con la perspectiva del tiempo, es claro que así como había un tema de clase que atravesaba los aquelarres y su persecución, también el género es una dinámica a considerar. Si seguimos los postulados de autoras como Silvia Federici y Anne Llewellyn Barstow, vemos que las llamadas brujas eran curanderas, guías espirituales, mujeres libres sexualmente que conocían cómo abortar. Desafiaban el orden social. Mientras se buscaba aumentar la población, tras la Peste Negra, para así incrementar la productividad, la negación de estas mujeres a parir sin cesar (ni control) era una transgresión radical. Así, plantea Federici, la caza de brujas fue un eslabón importante en la cadena de producción del capitalismo moderno.

Las brujas en Colombia

En Colombia, la brujería tiene su propia historia. La combinación de las herencias africana, indígena y española, sumada al conflicto armado, la exclusión social y económica y la diversidad cultural hacen de nuestro país uno fértil para la brujería. Las brujas surgen como producto de la pobreza, dicen unos, o para buscar incidir en el futuro, dicen otros. Y relatos como el de “La bruja”, de Germán Castro Caycedo, muestran cómo se relacionan con nuestra política y sociedad.

En Boyacá, la Costa Caribe, la Costa Pacífica, las zonas mineras, los llanos orientales, el Putumayo, el Amazonas e incluso las principales ciudades del país hay relatos de brujas. Algunas podrían convertirse en animales, otras robar el alma de sus víctimas. Unas son expertas en males de ojo y otras en aprovechar los fluidos corporales para hacer sus embrujos. Y ni hablar de los entierros. A ellas acuden hombres y mujeres para buscar amor o dolor para alguien que odian, suerte y plata, librarse de enemigos y potencia sexual. ¿Existen? El consenso es la duda, que abre la posibilidad: “Que las hay, las hay”, reza el refrán. Un episodio de Los amigos secretos dramatiza esta pregunta y muestra a unos niños en la búsqueda de una bruja en su barrio.

 

Ángel, Darío. Los amigos secretos: Brujas nanai... pero que las hay, ¡las hay! Bogotá: Fundación Social. Archivo Señal Memoria, UMT-202004 CORTE 1.

 

El día de las brujas es también Halloween, que viene de una tradición milenaria celta en la que se buscaba el favor de los espíritus y difuntos con fogatas, bailes y comida. Los disfraces se usaban para evitar ser reconocidos por los espíritus, y mutaron hasta hoy ser a veces de esos mismos espíritus. Y probablemente, entre celebraciones y calabazas llenas de dulces, las brujas sean una temática ubicua de los disfraces y la decoración. Esa bruja verde y narizona es uno de los íconos más significativos de esta celebración, que viene con cuentos de terror y una buena dosis de diversión entre la familia y los amigos. 

No hay que olvidar, sin embargo, la historia de las brujas. Cómo fueron perseguidas, el estigma con el que cargaron por rebelarse contra el sistema. Su resistencia tiene un gran potencial subversivo que dura hasta hoy. Todavía se persigue a las mujeres que buscan ser dueñas de su cuerpo y tomar sus propias decisiones por fuera de lo que dicta la norma. Ser bruja también fue, ha sido y será, ser una mujer que busca la libertad.

 


Autor: Santiago Cembrano

 

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Fecha de publicación original Sáb, 30/10/2021 - 12:30