Churchill, el último de los grandes | Señal Memoria

Churchill, el último de los grandes

Ficha Técnica

Tema
Efeméride
Fecha de producción
Autor
Hans Ungar
Soporte
Recurso en línea
Año de producción
1993
Duración
00 : 57 : 56
Publicado el Mié, 30/11/2022 - 08:00
Churchill, el último de los grandes

A los hombres y mujeres nacidos en la segunda mitad del siglo XX, no les resulta fácil imaginar un mundo azotado por dos guerras mundiales, pues en los últimos tres cuartos de siglo Europa, y Occidente en general, han disfrutado de una paz sin precedentes en la historia, una paz en la que han reinado, con todas sus imperfecciones, avances y retrocesos, la democracia, el progreso material y los derechos humanos. Esos hombres y mujeres quizás ignoren que tal estado de cosas que ha beneficiado sus vidas se debe en gran medida a un hombre que alcanzó a vivir lo suficiente para ver los frutos de su obra: Winston Churchill.

Nacido un día como hoy, 30 de noviembre, hace 148 años, la figura Churchill está ligada irremediablemente a los sucesos de la Segunda Guerra Mundial, en especial al año que transcurre entre mediados de 1940, cuando Francia fue sometida por los ejércitos de Hitler, y mediados de 1941, una vez los bombardeos de la fuerza aérea nazi sobre Londres y las principales ciudades inglesas, dejaron de constituir una seria amenaza.

En ese lapso, mientras Europa se encontraba casi toda bajo el yugo de Hitler, Inglaterra estuvo sola frente a los nazis, en una actitud de auténtico heroísmo por parte del pueblo británico, su aviación, su monarca Jorge VI y el mismo Churchill, que había llegado al poder como primer ministro en aquella hora oscura de mayo de 1940, cuando Francia fue derrotada. Bajo esas circunstancias la clave de su liderazgo consistió, por un lado, en transmitir con plena crudeza los peligros que traería pactar la paz con Hitler, y por otro en hacer un llamado al pueblo, a la clase política y a la monarquía para asumir el sacrificio que fuese necesario, derrotar a los nazis y sentar las bases de un mundo libre. En ese momento, lo único que tuvo Churchill para ofrecer fue “sangre, sudor y lágrimas”, palabras que fueron el mensaje central de una de sus piezas de oratoria más importantes.

A lo largo de cinco años Churchill mantuvo cohesionado al pueblo británico y construyó una sólida alianza con la Unión Soviética, invadida por las tropas nazis en junio de 1941; Estados Unidos, país que entró en el conflicto a raíz del ataque japonés a Pearl Harbor (7 de diciembre de 1941), y la Francia de Charles De Gaulle. Esa alianza permitió la rendición incondicional de las fuerzas de Hitler y sus aliados y el comienzo de una nueva fase en la historia del mundo.

El artífice de esa victoria, aparte de ser un político consumado, también fue un hombre con un profundo interés en la historia –escribió, entre otras obras, una Historia de los pueblos de habla inglesa en cuatro volúmenes que es un clásico–; un visionario que supo anticipar no pocos acontecimientos de su época (aunque no siempre recibió la atención debida, como cuando advirtió el peligro que representaba una Alemania rearmada); un estratega a pesar de no haber contado con una verdadera formación militar; un orador temible; un escritor de talento, gracias al cual obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1953, un artista que de vez en cuando emplazaba el caballete y tomaba los pinceles y de quien Picasso dijo: "Si este hombre fuese pintor de oficio, podría ganarse muy bien la vida".

La suya, sin duda, fue una trayectoria vital como pocas que culminó el 24 de enero de 1965, una existencia que inspira, no solo por tratarse de un temperamento multifacético, marcado por una auténtica curiosidad, sino también por el hecho de haber estado al servicio de los más altos intereses de su tiempo, concentrando su monumental esfuerzo en un propósito de cuya consecución dependió, como nunca antes, el futuro de la humanidad: preservar la libertad.

De ahí ciertas frases suyas rebosantes de sabiduría, luces que están allí para alumbrar el camino. “Existen tres tipos de personas: aquellas que se preocupan hasta la muerte, las que trabajan hasta morir y las que se aburren hasta la muerte". Y esta otra, ideal en los tiempos que corren, cuando la política ha sido despojada de toda hondura hasta convertirse, muchas veces, en un oficio pedestre: “El problema de nuestra época consiste en que los hombres no quieren ser útiles sino importantes".

A propósito de Winston Churchill han corrido ríos de tinta a lo largo de las décadas. La dinastía Churchill, ejemplo de ello, es una obra comentada por el librero Hans Ungar en la Revista dominical de la HJCK, en diciembre de 1993.

Fecha de publicación original Mié, 30/11/2022 - 08:00