Cultura y sociedad | Señal Memoria

Cultura y sociedad

Colección que agrupa los documentos relacionados con temas de interés general, expresiones artísticas, manifestaciones y producciones culturales originadas por los diferentes tipos de poblaciones en el país.

El trágico deceso de su hija y una propia afección incurable del corazón, conforman el escenario en el cual Gustav Mahler escribe su novena sinfonía titulada “La canción de la Tierra” (1907-1909). La obra es a la vez un monumento a la desolación y cierta luz de consuelo frente el destino fatal. Del año 1952, esta es la tercera de las cuatro grabaciones realizadas bajo la dirección de Bruno Walter. Participan Julius Patzak, tenor, y Kathleen Ferrier, contralto de culto devocional allende las fronteras de su Inglaterra natal. Al momento de grabar, Ferrier también es consciente de su destino, víctima de un cáncer sin remedio. Se dice que el firme carácter de Walter, no pudo contener la emoción de sus lágrimas ante la descollante entrega de Ferrier en el movimiento final de la obra, “La despedida”.

Como ilustrativo antecedente de lo que en la actualidad se considera una superestrella pop, el genovés Niccolò Paganini (1782-1840) fue capaz de agotar taquillas con meses de antelación a sus conciertos a lo largo y ancho de Europa. Haya sido bien o mal, de Paganini siempre se habló. Se dijo que estaba poseído por el diablo, que era el asesino de su adúltera esposa, cuya sangre habría usado para pintar el violín y con las tripas del amante fabricar sus cuerdas. Por otro lado, los “24 caprichos para violín solo” op.1, siguen siendo una de las obras de mayor complejidad para el instrumento. La más importante grabación fue realizada en 1958 por Michael Rabin (1936-1972), superdotado violinista con varios discos de referencia, cuya figuración poco a poco disminuyó por quebrantos de su salud mental. Aun cuando el hecho nunca se esclareció del todo, se afirma que Rabin nunca emergió del todo, tras una experiencia con LSD.

Los antecedentes de la revolución lisérgica de los años 1960, hallan un modelo en la “Sinfonía fantástica – episodio de la vida de un artista” op.14, obra escrita en 1830 por el francés Héctor Berlioz (1803-1869), inspirada confesa y provocadoramente en una serie de alucinaciones por opio que tiene el compositor, en despecho por los desprecios de la actriz Harriet Smithson. Además de ser una pieza fundamental del desarrollo de la sinfonía tardía, ejemplo paradigmático en la noción de “idea fija”, se expone allí un colorido orquestal fascinante que ha despertado la imaginación de muchos directores. Si hay una versión célebre, es la adelantada en 1954 por el director germano Charles Münch, destacado en el repertorio francés. La carátula por su parte, retoma los continuos referentes de esta obra. Rara vez la presentación de la “Sinfonía Fantástica” no alude a algún tipo de trance o distorsión.
Uno de los objetivos del Concilio Vaticano II (1962 – 1965) fue adaptar la disciplina eclesiástica a las necesidades de su tiempo. Desde entonces la misa católica se impartió en español, no en latín, y se emprendieron varias acciones para captar fieles. Manuel J. Bernal, antioqueño recordado por sus aportes en la tradición musical andina, fue así mismo un calificado productor discográfico, director de orquestas de música popular y organista. Como tal, vinculado a la Parroquia de Santa Teresita, en Medellín, compuso la música aquí incluida que para su publicación fue denominada “Misa colombiana”. La obra contó con el visto bueno del arzobispado de Medellín.

La cantata profana Carmina Burana, escrita entre 1935 y 1936, es la obra más conocida del compositor alemán Carl Orff.

Aram Khachaturian (1903-1978), compositor armenio, se especializó en producir obras inspiradas en la cultura y tradición musical del terruño. Particularmente célebres son sus ballets Gayaneh (1942/1957) y Espartaco (1954).

Esta impactante carátula muestra de fondo la derruida ciudad de Leningrado (San Petersburgo) durante el sitio que el ejército alemán impuso por cerca de tres años entre 1941 y 1944. En primer plano se encuentra el compositor soviético Dmitri Shostakovich (1906-1975) con un legítimo atuendo de bombero, labor que ejerció como voluntario durante el inicio de aquellos dramáticos 872 días. La historia de la Sinfonía No. 7 en Do mayor op.60, es la de una obra que responde al rechazo del compositor hacia todo tipo de totalitarismo y opresión, independiente del debate generado en torno a la relación directa o no entre la escritura de la música y la tragedia de Leningrado, que le da su nombre. La “Sinfonía Leningrado” fue terminada el 27 de diciembre de 1941, a tres meses de haberse iniciado la invasión.

Lotte Lenya (1898-1981) fue reconocida por el carácter expresivo, desgarrado y expresionista de su voz, que entrado el siglo XX, hizo un corte tajante con la tradición académica del Lied centro europeo. Sus interpretaciones fueron un aporte fundamental a los cánones estéticos contemporáneos, como punto de inflexión para otro tipo de tradiciones musicales, particularmente aquellas del cabaret y el vaudeville, presentes solo en la periferia fonográfica hasta la entrada de las obras de Kurt Weill (1900-1950), compositor alemán y esposo de la cantante austriaca. El ballet cantado “The seven deadly sins” (Siete pecados capitales) se estrenó en París en 1933, año en que Lenya y Weill se separaron luego de siete años de matrimonio. Tras emigrar a los EE.UU en 1935, la pareja se reconcilió hasta la muerte del compositor. Esta grabación, con textos originales en alemán de Bertolt Brecht, fue publicada en 1957.

Alfred Deller (1912-1979), formado en la más estricta tradición coral británica, tuvo la particularidad de convertir el falsete en opción profesional.