Cultura y sociedad | Señal Memoria

Cultura y sociedad

Colección que agrupa los documentos relacionados con temas de interés general, expresiones artísticas, manifestaciones y producciones culturales originadas por los diferentes tipos de poblaciones en el país.

En su faceta como director orquestal, el músico francés Pierre Boulez (1925) ha sido el más insigne portador de las banderas de la música moderna y contemporánea. Al punto de generar desconcierto y abierta oposición por parte de integrantes de las orquestas que ha dirigido, Boulez ha procurado siempre dar prioridad a la diversidad estética generada en el siglo XX. No obstante, en su repertorio también figuran Handel, Beethoven, Schumann, Schubert y Wagner. Aquí lo encontramos al frente de la orquesta de la BBC en 1978, en una más de las grabaciones que hizo de la influyente obra de Arnold Schoenberg (1874-1951).

Dentro de lo limitada que pueda llegar a ser la difusión de la llamada música clásica, aquella producida a partir del siglo XX con decidida intención experimental y renovadora, es la menos favorecida. Karleinz Stockhausen (1928-2007) y Mauricio Kagel (1931-2008) fueron dos de los más destacados compositores vinculados a la escuela de Colonia. Durante la postguerra, su radical rompimiento con los desarrollos de la tradición tonal centroeuropea, significó también la apertura a un nuevo horizonte frente a la cuestionada figura del director Wilhelm Fürtwangler y el repertorio asociado a su labor como regente de la Orquesta Filarmónica de Berlín, durante los años del nazismo. Obras insignes para heterodoxos ensambles y el uso de la electrónica, se reúnen en esta temprana producción del año 1961.

Fundado en 1951, por el trompetista británico Philip Jones (1928-2000), el Philip Jones Brass Ensemble presentó en su larga historia una gama diversa de repertorios a través de numerosos conciertos en América, Europa y Asia, así como las más de 50 grabaciones de su catálogo. Con formaciones dependientes de la obra a interpretar, insignes músicos ingleses integraron su nómina en diversos momentos. Para el año 1976, este conjunto de arreglos para el ensamble de obras vocales renacentistas fue recibido con halagos por parte de la crítica. Si bien la grabación no puede considerarse como una referencia de interpretación histórica, fue destacada por el virtuosismo y la musicalidad lograda. Luego de la muerte de Jones, el grupo pasó a llamarse London Brass Ensemble y continúa presentándose en diferentes escenarios.

La consigna de “levantar el nivel cultural de la radio comercial en Colombia”, promulgada desde su fundación en 1950 por la emisora HJCK, se expresó también en la “serie musical” de sus colecciones discográficas, dentro de la cual fueron licenciadas y presentadas a la audiencia local, grabaciones de sonada recepción en el ámbito internacional que, de otra forma, difícilmente hubieran llegado a sus colecciones. Este disco retoma una memorable asociación entre el organista Edward Power Biggs (1906-1977) y el New England Brass Ensemble. Son grabaciones realizadas en 1959, publicadas por Columbia en 1960 y 1969. Se caracterizan por su frescura interpretativa en relación a las obras canónicas del renacimiento, lejana quizá de los parámetros historicistas, pero sin duda un aporte para el reconocimiento de tal repertorio.

Una portada divertida, en la que cada uno de los extrovertidos personajes es aunado en la festiva celebración del “éxito”, podría contrariar el espíritu creador de Franz Schubert que subyace en las obras correspondientes. Por otro lado, este tipo de propuestas, generadas con ahínco desde los años 1970, cuando fue publicado este producto, han resultado más que prácticas y efectivas a la hora de abarcar, con música “clásica” el tipo de público que le es huidizo. Basta mencionar tan solo la Boston Pops, orquesta cuyo origen en 1885, dio respuesta justamente a la necesidad que tuvieron las orquestas sinfónicas de abarcar mayores públicos, de cara a los menguados ingresos. Una queja vigente, que generó, entre otras cosas, a la rentabilidad de la llamada música “brillante”.

Siete compositores fueron convocados por el estadounidense Nathaniel Shilkret (1889-1982) para la escritura de la “Suite Génesis”, obra colectiva del año 1945. Prodigioso intérprete del clarinete, desde temprana edad Shilkret estuvo inmerso en el negocio de la música clásica y popular. Descolló como productor para la Victor Talking Machine Company, más tarde RCA Victor, donde alcanzó millonarias ventas en una trayectoria que, desde 1915, incluyó la primera grabación eléctrica del sello, así como el lanzamiento de su primer Long Play (LP) de tipo comercial. Como hombre de negocios, Shilkret quiso con este proyecto abarcar todo tipo de compradores. Antes que competir con canónicas obras con temas bíblicos, convocó una nomina ecléctica de compositores, con la sorprendente presencia de Schoenberg y Stravinsky. En caso de que el par de enemigos no aceptaran, también se consideró la participación de Bartók y Hindemith. Para el lanzamiento y primera grabación, nada mejor que la popular orquesta de Werner Jansen.

Con algo más de vehemencia que en la actualidad, durante los años 1970 existieron en Colombia quienes se dieron a la tarea de abrirse camino en el espinoso mundo del disco de música clásica. Consciente de la pertinencia que en su momento tuvo atender tal necesidad, la emisora HJCK auspició una serie de discos, algunos licenciados de sellos internacionales, otros como en este caso, testimonio de una producción local. La Fonoteca de RTVC conserva en su archivo dos discos del pianista Leandro Aconcha, realizados alternativamente a sus ocho y once años. Considerado como un niño prodigio del piano, con los años desapareció de cualquier tipo de referencia musical. Aún así, se conservan dos grabaciones con orquesta, en este caso española, y con un repertorio significativo. Fue uno de eso intérpretes a los que valdría la pena seguirles el rastro y empezar a escuchar con nuevos oídos para entender cómo fueron sus ejecuciones y cómo contrastaban, para bien o para mal, con el canon internacional del momento.

Colombia carece de estudios disciplinados que den cuenta de la cantidad de intérpretes que ha tenido y los aportes realizados en el ámbito de la llamada música clásica. Ello redunda en el olvido de figuras que alcanzaron notable reconocimiento, como es el caso del guitarrista tumaqueño Henry Rivas (1947-2008). Luego de sus estudios en el Conservatorio Antonio María Valencia y el Instituto Popular de Cultura de Cali, Rivas emigró a Venezuela para profundizar en el estudio de su instrumento. Becado por el gobierno italiano en 1971, continuó su formación en el Conservatorio Antonio Vivaldi y la Accademia Chiggiana de Siena. La demanda generada por su labor como solista, lo llevó a radicarse en Italia casi de manera definitiva. Algunas visitas a Colombia incluyeron conciertos y presentaciones para la Radiodifusora Nacional (hoy Radio Nacional de Colombia), cuyas grabaciones permanecen en el archivo de la Fonoteca. Antes de partir realizó esta única grabación discográfica para la HJCK (1970). Tras un fuerte accidente, entrado el siglo XXI, Rivas se ubicó en Bogotá donde falleció.

Algunos sellos periféricos de difusión amplia como Everest, Westminster, Vanguard o Vox, pero particularmente el primero, se hicieron célebres en la época del Long Play (LP) por dos razones: técnicas experimentales de grabación, afortunadas en unos casos, no tanto en otros; y el logro en reclutar importantes solistas o agrupaciones para la interpretación de repertorio no convencional. En este caso particular, disco publicado en 1958, tenemos obras representativas de una labor musical adelantada desde la periferia, que por su exótica originalidad y aportes musicales, supo granjear un puesto reconocido en la historia. Se trata de la suite orquestal sobre el ballet “Panambí” (1934-1937) del argentino Alberto Ginastera (1916-1983), y de manera protagónica la suite “Corroboree” (1945); la más reconocida obra del australiano John Antill (1904-1986), realizada también para ballet.