Cultura y sociedad | Señal Memoria

Cultura y sociedad

Colección que agrupa los documentos relacionados con temas de interés general, expresiones artísticas, manifestaciones y producciones culturales originadas por los diferentes tipos de poblaciones en el país.

La influencia de Johan Sebastian Bach en la música de los Beatles, se vertió a través del suspicaz olfato de Sir George Martin (1926), calificado músico, productor y verdadero quinto Beatle. Su concepción musical dio sentido trascendental a buena parte de las canciones de la banda británica. Hay allí distintos homenajes y referencias, implícitas o explícitas, a la obra de Bach, afinidad elocuente también en las transcripciones realizadas de esas canciones a la estética barroca. Tanto Bach como los Beatles, han corrido la suerte de ser estilizados hasta la saciedad en productos como éste popular disco. Beatles, Bach, y de paso Bacharach, fueron así homogenizados apabullante, pero significativamente.

De mayor reconocimiento que Revueltas, en el panorama musical mexicano se encuentra a Carlos Antonio de Padua Chávez y Ramírez (1899-1978)compositor alineado con expresiones de corte nacionalista como las de Aaron Copland en EEUU, o Heitor Villa-Lobos en Brasil. Al igual que ellos, Chávez se encarga de dejar un rico legado de grabaciones en las cuales él mismo dirige sus obras. Probablemente es el primer compositor latinoamericano de renombre que continuamente tiene producción fonográfica. Es por eso que se tiene un número generoso de interpretaciones de repertorio latinoamericano bajo su batuta. Esta del año 1956, reúne piezas características del nacionalismo mexicano, interpretadas por la Orquesta Sinfónica de México, cuyo primer director en 1928 fue el propio Chávez.

En la relación asimétrica que caracterizó el ambiguo campo de la música clásica al despuntar el siglo XX, México y Brasil produjeron nombres significativos. Para el primer caso, Silvestre Revueltas (1899-1940) fue una figura idiosincrática, heterodoxa y vanguardista. Con el espíritu de la Revolución y la cultura popular mexicana, produjo un lenguaje tan revolucionario como el de cualquiera de sus contemporáneos europeos. En su momento, sin embargo, no fue muy reconocido. Su obra tuvo que esperar la luz que trajo en los años 1980 una generación de músicos en la que se incluye al Cuarteto Latinoamericano, agrupación sin parangón en el concierto de las naciones hispanoamericanas.

Decca fue por muchos años un sello discográfico enfocado en la producción de ópera y reconocido por tal característica. Su filial inglés, London Records, se preció de grandes realizaciones concebidas en buena medida por el productor John Royds Culshaw (1924-1980). Luciano Pavarotti, Joan Sutherland, Montserrat Caballé, Nicolai Ghiaurov, Tom Krause y Peter Pears, conforman la pléyade de estrellas que hacen tan brillante esta grabación de 1972. A la cabeza, quien fuera reconocido años más tarde por su trabajo con los “Tres Tenores”, Zubin Mehta.

Junto a Tosca (1900) y Madama Butterfly (1904), La Bohemia (1896) conforma el grupo de óperas más reconocidas de Giacomo Puccini, emblemas del verismo italiano. Se cuenta aquí con una grabación emblemática realizada en 1956, en la que participaron el tenor sueco Johan Jonatan “Jussi” Bjoerling y la soprano española Victoria de los Ángeles, bajo la dirección de Sir Thomas Beecham, quien tuvo una estrecha relación con el propio Puccini para un montaje de la obra en Londres en 1920. A pesar de diferencias personales entre los dos, fueron complementarios en sus vidas musicales. Beecham, fundador de las Orquestas Filarmónica de Londres y Filarmónica Real, gestor del moderno establecimiento musical en Gran Bretaña, fue un declarado cultor y difusor de la obra de Puccini.

Aunque en la actualidad la noción de “culturizar” despierta no solo escepticismo sino abierto rechazo y las políticas en la actualidad propenden por generar marcos antes que acciones directas en ese sentido, al ponerlo en perspectiva, es notable que durante los años 1970, desde el Estado se halla adelantado un proyecto que propendió por la difusión masiva de la música llamada clásica, si se tiene en cuenta que a la vuelta de dos décadas los lineamientos del Ministerio de Cultura, en cabeza de Consuelo Araujo, se trazaron en directa oposición, por ejemplo con el rechazo a las diversas conmemoraciones realizadas a propósito de los 250 años de la muerte de J.S.Bach, en el año 2000.

Por iniciativa de Instituto Colombiano de Cultura – Colcultura, de la mano con Philips, a partir de 1975 se realizó una notable campaña para la difusión nacional de música llamada clásica. Se trata de una vasta colección con muy buenas versiones de grandes obras, publicadas a un costo muy reducido, que tristemente incidió en la mala calidad del fonograma. El diseño realizado por Marta Granados estaba inspirado en el colorido de lo que entonces eran los buses de servicio público, con lo que dio respuesta a la intención de promulgar una apropiación de dicho repertorio. Se daba a entender que era música para el consumo popular, un producto asequible para la Colombia urbana.

Inmerso en un mundo que busca recomponerse del impacto de la Gran Guerra y ad portas de la Crisis del 29, George Gershwin publica en 1928 “Un americano en París”. Tras los pasos de Maurice Ravel, Gershwin viaja a Francia con la esperanza de encontrar un mentor que al rechazarlo, le insta a seguir su propio camino. “Un americano en París” es una obra imbuida en el mismo mundo de obsesiones. En el París impetuoso de la postguerra, se encuentra un joven estadounidense que extraña el vértigo urbano de Nueva York, inspirador también de su “Rapsodia en Blue” (1924), obra deudora tanto de la tradición jazzística como de la Francia cosmopolita de Ravel.

El espíritu de la primera pos guerra habita en la esencia cosmopolita del célebre “Bolero” (1928), ballet de Maurice Ravel. La obra refiere directamente a un ámbito alterno al del canon europeo occidental. Su expresividad se logra a través de un esquema rítmico y melódico obsesivo, con una rica orquestación que habla sobre la concepción de la música al despuntar el siglo XX. Es un ejemplo paradigmático del interés que despertó en Francia la exótica cultura española. Ravel se apropia de un género popular andaluz para convertirlo en una danza angustiosa, emocionante, apta para el escenario vanguardista. Con el paso de los años y la variedad de usos, la obra ha recobrado su espacio en el espectro popular.