Cultura y sociedad | Señal Memoria

Cultura y sociedad

Colección que agrupa los documentos relacionados con temas de interés general, expresiones artísticas, manifestaciones y producciones culturales originadas por los diferentes tipos de poblaciones en el país.

Ciertos instrumentistas desafían las habituales clasificaciones del establecimiento musical. Benny Goodman (1909-1986), clarinetista recordado como “El Rey del Swing”, durante los mismos años 1930 y 1940, también fue cultor del repertorio clásico. Éste músico estadounidense supo aprovechar las múltiples posibilidades que daba el fervor creativo de entonces para comisionar obras de consagrados compositores como Igor Stravinsky o Béla Bartók. A la par se dedicó a la interpretación y grabación del repertorio escrito en el pasado para su instrumento. Particularmente fueron de su interés los Conciertos para clarinete de Mozart y Weber y el Quinteto para clarinete de Brahms.

Decano de los chelistas en el siglo XX, el catalán Pablo Casals (1876-1973) tuvo contacto con la obra de Bach en una etapa madura de su vida. Redescubrió por ejemplo las seis Suites para Chelo Solo, que grabó por primera vez en lo que se pensó sería un desastre financiero para EMI. Como director, es significativo el papel realizado a la cabeza del Festival de Prades, población ubicada en los Pirineos franceses donde Casals se exilia en protesta por el golpe de estado de Franco. A instancia de la pianista británica Myra Hess, preside allí un importante festival conmemorativo del bicentenario de la muerte de Bach. En 1950 se desarrolla el evento, cargado en su programación de grandes estrellas de la música clásica. Este disco reúne grabaciones de concierto bajo la dirección de Casals.

Albert Schweitzer (1875-1965), además de músico, fue filósofo, teólogo luterano, misionero médico en África, Premio Nobel de Paz e insigne tratadista de la obra de Bach, productor del libro homónimo “Johann Sebastian Bach” (1908), primer estudio importante no solo sobre la vida del compositor alemán, sino sobre su obra y la forma de ser interpretada. En sí mismo Schweitzer era un consumado organista que sentó el camino para la interpretación de la enorme obra escrita por Bach para el instrumento. Sus escasas grabaciones siguen siento pie de referencia.

Cientos son las grabaciones del oratorio “Mesías” HWV 56, escrito por G.F.Händel en 1741. Ésta, a cargo de Sir Malcolm Sargent (1895-1967), es probablemente la más famosa realizada previamente a la era digital. Se dio con ella una aproximación a lo que puede ser considerado como entendimiento histórico de este repertorio: respeto por la instrumentación original planteada por Händel, fuerzas orquestales moderadas, coro relativamente pequeño, a diferencia de las magnas dimensiones con que se solía interpretar esta obra en la primera mitad del siglo XX. Sargent, particularmente famoso por la interpretación de oratorios, logró con esta grabación un clásico más en su lúcida carrera, que incluyó grabaciones del “Mesías” en los años 1946, 1954 1959 y 1964.

La polifacética figura de Nadia Boulanger (1887-1979), tuvo una agitada actividad en los años previos a la Segunda Guerra, como pedagoga y directora orquestal. Dentro de sus programas de concierto en la década de 1930, fue reiterada la presencia de Claudio Monteverdi (1567-1643), cuyos Madrigales grabó por primera vez en 1937 para el sello “His Master’s Voice” (HMV). Cerca de dos décadas más tarde, Boulanger retoma la obra del italiano para la grabación del disco que aquí se expone, publicado por DECCA en 1955. Contiene una variada selección del total de 9 libros de madrigales publicados por Monteverdi entre 1587 y 1638, ilustrativa al momento de abordar el cambio estético entre los períodos renacentista y barroco, así como el surgimiento de criterios para una interpretación musical con orientación historicista.

Este disco constituyó no solo un éxito comercial, sino el cambio del destino para una obra. Poco se recuerda la película sueca “Elvira Madigan”, del año 1967, cuya música incidental fue el segundo movimiento, Andante, del Concierto para piano No. 21 en Do mayor K.467, de Mozart. La grabación utilizada estuvo a cargo del pianista húngaro Géza Anda (1921-1976), reconocido por ser el primero en grabar el ciclo completo de Conciertos para piano de Mozart, bajo su propia dirección desde el teclado, proyecto adelantado entre 1961 y 1969. Con el éxito de la película, el susodicho concierto se dio a conocer con el epíteto de “Elvira Madigan” y la grabación fue publicada nuevamente con Pia Degermark en la portada, ganadora en el Festival de Cannes como mejor actriz por su papel protagónico en el film.

“El año 1812, Obertura festiva” op. 49 en Mi bemol mayor, escrita por Tchaikovsky en 1880, conmemora el triunfo del ejército ruso sobre las tropas de Napoleón. En concordancia, la obra fue concebida originalmente con uso de cañones, campanas y fuerzas orquestales de amplia envergadura. La histórica grabación que aquí se presenta, realizada en 1954, tuvo la asesoría de un experto en artillería militar del siglo XIX asociado a la Academia Militar de Westpoint, con lo que se consiguieron piezas de cañón y mosquetes de la era napoleónica. Sobre los detalles técnicos para lograr la grabación, el disco incluye comentarios de Deems Taylor (1885-1966), compositor y promotor de música clásica, recordado por su papel como comentarista y seleccionador musical de la película “Fantasía”, de Walt Disney. Este es el disco con más ventas y reediciones en la historia de la música clásica grabada.

Walter/Wendy Carlos (1939), músico de credenciales impecables en su formación académica, se consagró a partir de los años 1960 a la interpretación del sintetizador análogo Moog, aparato pionero en una influyente línea instrumental para la música pop. Como manifiesto sobre las posibilidades del nuevo instrumento, Switched-on Bach (1968), primer ejemplar de varios dedicados al repertorio bachiano, es más que ilustrativo. La interpretación de Carlos es una verás encarnación del espíritu bachiano, aún en medio del insólito contexto. El cuantioso número de ventas del disco, se reflejó en las encumbradas posiciones que alcanzó en el Top de Billboard, así como en los Premios Grammy, donde obtuvo galardones en Mejor Álbum Clásico, Mejor Interpretación Clásica solista y Mejor Ingeniería de grabación clásica.

La influencia de Johan Sebastian Bach en la música de los Beatles, se vertió a través del suspicaz olfato de Sir George Martin (1926), calificado músico, productor y verdadero quinto Beatle. Su concepción musical dio sentido trascendental a buena parte de las canciones de la banda británica. Hay allí distintos homenajes y referencias, implícitas o explícitas, a la obra de Bach, afinidad elocuente también en las transcripciones realizadas de esas canciones a la estética barroca. Tanto Bach como los Beatles, han corrido la suerte de ser estilizados hasta la saciedad en productos como éste popular disco. Beatles, Bach, y de paso Bacharach, fueron así homogenizados apabullante, pero significativamente.