La formación profesional de Rogelio Salmona en la Universidad Nacional de Colombia, donde cursó unos pocos semestres de la carrera de Arquitectura, quizás no sea tan determinante para entender su legado como su estadía en Europa, particularmente en su natal París, donde alternó su trabajo en el taller de Le Corbusier con la asistencia a las clases de Pierre Francastel.
En concurrencia con ese apartado biográfico, los estudios de su obra señalan dos dimensiones que convergen en su arquitectura. De una parte, la conexión con un arquitecto fundamental para entender el desarrollo de la ciudad y la arquitectura moderna, Le Corbusier. De otra, el contacto con la naciente sociología del arte a través de Francastel, quien proponía el análisis de la obra vinculándola con su tiempo, las sociedades y las culturas.
La ciudad de Salmona
Para Colombia, el retorno de Salmona, tras diez años fuera del país, supuso el inicio de una arquitectura que señala una profunda reflexión sobre el legado moderno por parte de un protagonista de primera línea del mismo y, en consonancia con la consolidación a escala latinoamericana de una teoría crítica de lo propio, sirvió como piedra angular en la revitalización de una mirada sobre la modernidad apropiada.
Revitalizó tradiciones que velaban el sesgo moderno y propuso nuevos enfoques en torno a la construcción del espacio urbano propiciando, además, una reflexión aguda sobre la manera en que construimos nuestras ciudades.
En tal sentido, su legado puede distinguirse en el campo urbano por su énfasis en el trazado del espacio público y la pertinencia de su mirada sobre la historia edilicia del continente, siendo él mismo parte de procesos de renovación paradigmáticos en dicho campo, como las incomparables Torres del Parque o la Nueva Santafé (propuesta en conjunto con los arquitectos Camacho y Guerrero, Arturo Robledo y Pedro Mejía).
Vidal, Margarita (Directora). (2003). Herencia viva. [serie documental] [Patrimonio arquitectónico de Colombia]. Colombia: Inravisión - Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30 014964.
Allí expone una visión renovada de la idea de manzana y el trazado colonial; ejemplifica el diálogo con la topografía, a través de andenes paralelos que se escalonan con las curvas de nivel; aborda un sentido del lugar a través de la materialidad en coherencia con la luz de la Sabana de Bogotá y la sombra de sus aleros y ventanas. Pero ante todo, pone en el campo del diseño nacional ese ámbito entre lo privado y lo público, que significa el espacio recintado y común de sus patios y terrazas. Pocos epítetos alcanzan a señalar el carácter paradigmático de estas obras.
En similar dirección, obras como sus espacios públicos conexos a la Biblioteca Virgilio Barco o su intervención en la peatonalización de la Avenida Jiménez (que hoy conocemos como Eje Ambiental), son propicias para señalar su énfasis en el espacio público como esencia física y social de la ciudad, camino y lugar, no sólo como red del tránsito y la vialidad, sino también como escenario de encuentros en el que la construcción de lo común pasa por la interacción con el paisaje histórico.
La arquitectura de Salmona
Quizás la arquitectura de Rogelio Salmona ha sido uno de los temas más estudiados en las facultades nacionales, pues sus lecciones permiten recorrer cada uno de los fundamentos de la Arquitectura (así, en mayúscula), por lo que se ha convertido en un nodo en el cual se articulan el estudio del pasado y la proyección del futuro.
En su arquitectura, particularizar lo excepcional es hoy casi un lugar común, hagiográfico: su inédita y magistral alusión al agua en obras como la Casa de Huéspedes Ilustres de Cartagena, recoge la tradición árabe, recordándonos ese pasado en ocasiones velado por la rotunda presencia colonial.
La visión de sus sublimes bloques de ladrillo, atravesados por diagonales que retan el trazado urbano hispanoamericano, recoge el carácter sublime de la arquitectura ancestral mesoamericana, tal como se puede vivir en el Museo Quimbaya.
La comprensión del impacto de la luz de la Sabana de Bogotá sobre las graves superficies de ladrillo en su obra, se hace sobre el manto verde de los Cerros y le valió durante años la admiración de una crítica desconcertada por su arquitectura, moderna pero propia, como ha sido señalado.
El legado de Salmona
Tal énfasis en la arquitectura como vehículo de una tradición que reúne lo particular y lo universal, es evidente en elementos arquitectónicos hoy característicos de su edilicia, como la cubierta transitable en la que dispone auditorios al aire libre, reuniendo en una pieza de arquitectura la tradición griega: Edificio de Posgrados de Ciencias Sociales en el campus de la Universidad Nacional de Colombia.
Arenas, Paula (Directora). (2007). Culturama. [Magazín] [Cap. 382]. Colombia: Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30 020655.
En sus terraza observatorio resuena la arquitectura corbuseriana, a través del falso promontorio formado por tragaluces y cubiertas para enmarcar el paisaje de los cerros, mientras ocultan el contexto cercano, así como la promenade, relacionando el paisaje que propone con quien transita esa ‘quinta fachada’ de su arquitectura (Biblioteca Virgilio Barco), tal como hiciera Le Corbusier.
Las oquedades para disfrutar el sonido del agua, de la sombra, del reflejo en sus ventanales, de la reflexión contemplativa y del diálogo con los otros en edificios, como el Archivo Nacional, recogen la tradición del patio y de la plaza tan cercanas a nuestra historia, que nos es imposible imaginar una arquitectura o ciudad sin ellas.
Todos estos elementos confluyen en lo excepcional de su obra y apuntalan el trabajo de la Fundación Rogelio Salmona, en su postulación como patrimonio de la humanidad, que esperamos sea una realidad.
Autores: Fabio Andrés Vinasco Ñustes. Arquitecto y magíster en Historia y Teoría del Arte y la Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia.
