Humberto Moreno | Señal Memoria

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Publicado el Sáb, 17/03/2012 - 11:24
Humberto Moreno

En ese tiempo, los radioescuchas se embebían en los dramatizados con el mismo fervor con que los televidentes actuales siguen una telenovela. Humberto Moreno se remonta a estas sesiones de escucha en su casa para explicar que su primera gran experiencia radial, antes de volverse locutor y, en ocasiones, radioactor, fue como oyente, un recuerdo que nos permite asomarnos a la sala de una casa de Bello, Antioquia, de finales del década del 40 del siglo XX y ver fugazmente el otro lado de los dramatizados radiales, el de la audiencia, que imagina cuanto oye, sin cuya semblanza quedaría incompleta la historia de este género radial.

Humberto quería convertirse en un lanzadiscos, como los que oía en los programas musicales de la radio. Y para aprender a vocalizar y suprimir el acento paisa, una neutralidad a la que aspiraba la radio de entonces, se encerró en su cuarto a leer periódicos con un lápiz en la boca. Su voz deformada inquietó a su familia, hasta que descubrieron que no lo aquejaba locura distinta de la de convertirse en locutor. A finales de los 60s, el mundo vivía revoluciones políticas y culturales. En Medellín, en Radio Cristal, de Todelar, Humberto fue actor de una serie dramatizada que contaba la vida del Che Guevara, símbolo de una juventud que aspiraba a sacudir la mentalidad conservadora del país. Y también actuó y escribió libretos en El show del suspenso, de RCN, un programa que, como su nombre lo anuncia, se proponía suspender el aliento de los escuchas, para lo cual echaba mano de historias inquietantes, como las de Edgar Allan Poe.

Fecha de publicación original Sáb, 17/03/2012 - 11:24