Fútbol y economía | Señal Memoria

 Fútbol y economía
Publicado el Mar, 08/11/2022 - 10:41
Fútbol y economía

Los mundiales de fútbol son una oportunidad de inversión para los países que aceptan ser la sede. Desde su creación en el siglo XX, la Copa Mundo ha sido una fuente de ingresos gracias a la venta de boletas, las cuales se reparten junto con la Federación Internacional de Fútbol Asociación FIFA. Otra manera de retribución económica es el desarrollo en infraestructura motivado por la construcción de estadios y edificaciones para recibir turistas.


En los inicios del siglo XX el fútbol era un deporte practicado, no solo en Inglaterra, sino también en otros países europeos y sudamericanos, por lo que la Federación Inglesa de fútbol tuvo la idea de crear una federación internacional que rigiera el deporte a nivel mundial. Esta idea, inicialmente, no contó con acogida, por lo cual las autoridades nacionales de fútbol de otros siete países europeos —Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Países Bajos, Suecia y Suiza— se asociaron y nació en París, el 21 de mayo de 1904, la FIFA, Federación Internacional de Fútbol Asociación, por la traducción de su sigla en inglés, Fédération Internationale de Football Association (francés). Una vez creada la FIFA, la organización se definió como un actor internacional dada su potestad para reglamentar e institucionalizar el deporte del balompié en el mundo, lo cual significó que como organización privada, trascendió fronteras e incidió, gracias a sus reglamentos, en la personería jurídica de las distintas federaciones nacionales. Así logró una participación internacional capaz de sobrepasar ciertos mandatos internos de cada país. Las leyes que promulga un país se imponen sobre su federación nacional, pero no pueden incidir en el ámbito futbolístico internacional, el cual es competencia de la FIFA.

Ni la FIFA ni su Campeonato Mundial han logrado quedar al margen de toda una serie de problemáticas políticas y sociales, tal y como lo puede constatar una revisión de la historia de los mundiales de fútbol. Por el contrario, la realización del evento ha estado fuertemente influenciada e incluso determinada en algunos momentos, por el contexto internacional, a lo que se suma que la creciente popularidad del fútbol lo ha convertido en toda una plataforma comercial que ha formado y consolidado dinámicas políticas, sociales y económicas globalizadas.

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Fútbol y economía

La popularidad del fútbol y de los mundiales reside, en parte, en su capacidad de expresar un sentimiento nacional a través de un solo equipo. No obstante, la realización del evento y la victoria de un determinado seleccionado, no implica para un país que la totalidad de las ganancias del evento necesariamente sean destinadas al país anfitrión, ni tampoco al ganador. 

Para entenderlo es necesario recordar que la FIFA, como ente organizador, es un actor transnacional de carácter privado, lo cual significa que las ganancias generadas por el campeonato son principalmente para la organización del evento y los clubes participantes que avancen a las rondas finales. De esta manera, los principales ingresos de la organización del Mundial están constituidos por la venta de los derechos de transmisión radial y televisiva de los partidos, los ingresos de los principales patrocinadores, la venta de los derechos de licencia para utilizar los símbolos del campeonato, y la venta de entradas a los partidos directamente, siendo estos últimos mucho menores que los ingresos generados a partir de la publicidad, patrocinios y la transmisión a través de diversos medios. 

El Mundial, además de ser una competencia deportiva, es también una gran oportunidad para afianzar e impulsar el comercio global, lo que lo convierte en una industria multimillonaria ligada al entretenimiento. Debido a que la mayoría de los ingresos que produce se deben a la publicidad y la venta de derechos de transmisión de los partidos, se ha convertido en toda una plataforma de marketing que se distribuye a partir de las pantallas donde se proyectan los partidos. Por esto, las ganancias que pueda obtener un país anfitrión se orientan a la posibilidad de afianzar el comercio, mejorar su infraestructura para atraer a los espectadores y posicionar al país como lugar de inversión, turismo y desarrollo de espectáculos deportivos, mientras que la FIFA como comité organizador obtiene las principales ganancias por cuenta de la publicidad y los derechos de transmisión. 

Las ganancias del Mundial se reparten de la siguiente de manera: los derechos televisivos, la venta de mercancía alusiva al evento, y los patrocinios, que corresponden a las mayores fuentes de ingresos del campeonato, son asignados a la FIFA, mientras que el país anfitrión obtiene una parte del recaudo por la venta de la boletería, un monto específico por organizar el evento, y las ganancias que pueda generar el turismo. 

El Mundial es, principalmente, un catalizador de la actividad comercial y turística en un país. De tal manera, dependiendo del porcentaje en que el comercio y el turismo sean administrados por el Estado, se considera cuánto gana la sede por el hecho de realizar el campeonato y cuánto ganan los privados de ese país. 

Por ejemplo, en el caso de Alemania, cuya realización del Mundial ha sido la más exitosa de los últimos 16 años, la inversión del país se estimó en cerca de 6.200 millones de dólares, mientras que las ganancias del evento estuvieron cerca de los 3.600 millones de dólares, por lo que el gasto habría sido superior a la inversión. Sin embargo, no se puede desconocer que a partir del evento deportivo se generaron más de 50.000 empleos directos en el país y hubo una mejora de la infraestructura, no sólo deportiva, sino también en materia de malla vial y hotelería. Más exactamente, las ganancias por el evento habrían sido así: 7.2 millones de euros entregados por la FIFA por concepto de impuestos a los premios entregados, 60 millones del comité organizador, y 40 millones del IVA con el que fue grabada la boletería. 

Estadios e infraestructura

Otro de los puntos importantes en la realización de los mundiales lo constituye la infraestructura, pues sin los estadios de gran capacidad definitivamente la experiencia de asistir al espectáculo no es la misma. Así, los escenarios donde se disputa el torneo son clave y constituyen una de las más importantes exigencias de la FIFA al momento de elegir al país anfitrión: 12 estadios con capacidad para, al menos, 40.000 espectadores; un estadio con capacidad para 80.000 espectadores destinado al juego de la final, y dos escenarios con capacidad para 60.000 asistentes donde tiene lugar la semifinal. Sin embargo, la opulencia de estos escenarios no se mantiene durante mucho tiempo después del campeonato, pues en su mayoría se convierten en elefantes blancos o se transforman en lugares de servicios, como centros comerciales. 

La explicación radica en que tales escenarios deportivos, luego del Mundial, quedan a disposición de las voluntades políticas, el presupuesto, los estatutos de planificación territorial, la cantidad de espectadores que requieran albergar para futuros espectáculos, y las necesidades que surjan. Por lo tanto, la conservación de los escenarios y su finalidad posterior al evento representan un gran desafío para los países, por lo que, ante la imposibilidad de volver a utilizarlos con toda su capacidad, en muchos casos terminan como un desperdicio de infraestructura, transformados en otros servicios, o demolidos. 

En el caso del Mundial 2014 en Brasil, resultó muy controversial la gran inversión, teniendo en cuenta la gran cantidad de hogares precarizados, lo que se traduce en más de cinco millones de personas que viven en condiciones de pobreza. Por ejemplo, al estadio Manaus, con capacidad para 44.000 personas, se le adjudicó del equipo de fútbol local de la cuarta división del torneo de fútbol brasilero, que atrae a poco más de mil personas por partido, lo cual significa que el mantenimiento del escenario no es posible a partir de las ganancias que deja su utilización luego del Mundial.

Repartición de ganancias: ¿vale la pena?

Los Mundiales de fútbol, si bien son eventos prometedores que sirven de plataformas políticas y comerciales importantes en la medida en que movilizan un sentimiento de unión nacional y representan grandes ingresos por concepto de publicidad, al ser el reparto de sus ganancias de manera tan inequitativa entre el país anfitrión y la FIFA, no siempre se perfilan como grandes opciones económicas para el país realizador. No obstante, en el caso del Mundial Catar 2022, las predicciones en torno a las ganancias pronostican que se recaudarán 17.000 millones de dólares y que asistirán 1,2 millones de turistas, cifras significativas en un rico país que cuenta con una población de 2,8 millones de habitantes.

Teniendo en cuenta que Catar obtuvo su independencia del protectorado del Reino Unido apenas en 1971, la realización del Mundial se presenta como una oportunidad de inversión en un país cuya economía gira principalmente en torno a la actividad petrolera. Es decir, el Mundial se proyecta como una plataforma comercial que quizá le sirve al país del Medio Oriente para posicionar y globalizar aún más su economía petrolera y su turismo de élite.


Autor: Alonso Valencia

 

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Fecha de publicación original Mar, 08/11/2022 - 10:41