
El estallido social de 2021 en Colombia es un hito de nuestra historia contemporánea que ya habita en nuestro archivo.
Parar para avanzar… en la historia
Contrario a lo que más de una vez la opinión pública ha supuesto, Colombia tiene una historia larga en donde la protesta social o las movilizaciones masivas han cambiado nuestra historia política. En 1909 y aún más en 1957 las calles presionaron a la renuncia de presidentes dictatoriales, las intensas huelgas de los años 20 precedieron la era de reformas laborales de los años 30, el prolongado movimiento estudiantil de 1971 afirmó la autonomía universitaria y abrió paso al cogobierno de los claustros, la Séptima Papeleta fue decisiva para que las instituciones desbloquearan el necesario proceso constituyente que se hizo realidad en 1991, las movilizaciones de 2008 contra las Farc afirmaron el descrédito político de esta guerrilla... Regresando atrás, las protestas de 1929 en Bogotá precedieron la alternancia política más importante de la historia moderna, mientras que las movilizaciones indígenas de los años 70 facilitaron su organización política y abrieron paso a su autogobierno consagrado en la Constitución.
No es extraño, pues, que en Colombia la “democracia callejera” haya tenido una capacidad transformadora. Aún está muy cerca en el tiempo el ciclo de protestas que ocurrieron en Colombia entre 2019 y 2021 para percibir si tiene un impacto comparable en el tiempo. Sin embargo, su lugar en esta generación es indiscutible: se dio en el marco de la pandemia más grave del último siglo, marcó la forma en que se ejerció la contienda política bajo el presidente derechista Iván Duque y movilizó a buena parte del electorado de su sucesor izquierdista Gustavo Petro, sumó intereses y aspiraciones de nuevas ciudadanías expresadas en movimientos identitarios y ciberactivismo, muchas veces al margen de las instituciones convencionales, mientras que la respuesta del gobierno intensificó los debates sobre la forma en que el Estado hace uso de la fuerza. Hablar del llamado Estallido Social es algo ineludible en nuestra actual vida política.
Patiño, Jairo. (director). (2021). RTVC Noticias: emisión del 7 de julio de 2021. Bogotá: RTVC Sistema de Medios Públicos
Un Estallido en disputa
Para 2019 se sumaron frustraciones de ciudadanías muy diversas, en su gran mayoría de la población más joven, que con el apoyo de las centrales obreras y otras organizaciones sociales decidieron movilizarse contra el gobierno de Iván Duque. Era una Colombia profundamente insatisfecha por la desigualdad, el desempleo, los riesgos de incumplimiento del Acuerdo de Paz que acaba de suscribir el Estado y el asesinato de líderes sociales. En ese primer evento de protestas se evidenció la torpeza de la respuesta oficial: montajes para atemorizar a la población y movilizaciones pacíficas disueltas con violencia, en donde se incluyó el uso de munición no convencional y la muerte del menor Dilan Cruz en el centro de Bogotá. En 2020, se sumaría la sorpresiva crisis económica y social que trajo la pandemia de covid. El discurso represivo del Estado había sido también llevado a las medidas de aislamiento de la población y se expresó en la muerte violenta de otro joven en Bogotá, Javier Ordóñez, llevando a que en diferentes barrios de la capital algunos vecinos salieran a vandalizar sedes de la policía.
Un proyecto de reforma tributaria en medio de la pandemia invitó a declarar un nuevo paro en abril de 2021, bajo el nombre grandilocuente de Estallido Social, prolongándose durante los siguientes tres meses. La declaratoria arribó en una sociedad polarizada y en un profundo desprestigio de la clase dirigente y las instituciones que representaban. La situación se agravó con la sucesión de bloqueos a las vías y el vandalismo de algunos grupos de manifestantes, los cuales costaron afectaciones a la ciudadanía con la suspensión de servicios básicos. Mientras tanto, regresó con más violencia la respuesta desproporcionada de la policía, la cual costó muertos, lesiones permanentes y exilios, no solo contra manifestantes sino contra terceros no involucrados. Y es que la historia de la protesta social en Colombia también ha sido una historia de represión oficial. Pasó en 1919 o en la antesala del 9 de abril, pasó contra los estudiantes de 1954 o en un Paro del 77 que abrió paso a una era de terrorismo de Estado. Para 2021, esta historia contó 169 asesinatos y la petición de las víctimas al presidente Petro de una comisión que investigue los hechos de violencia.
El Estallido Social pasó como noticia ese mismo año con el retiro de dos ministros del gobierno y de dos paquetes legislativos en el Congreso. Pero insistimos, el tamaño de sus efectos está aún por evaluarse en las elecciones de 2022 y 2023 o en los lugares de memoria de Bogotá y Cali que siguen siendo disputados por simpatizantes y detractores. Y en lo que atañe a Señal Memoria, esperamos también hallar esos efectos en su presencia en los documentos audiovisuales.
Por: Felipe Arias Escobar