De fiesta con el diablo | Señal Memoria

De fiesta con el diablo
Publicado el Vie, 17/02/2023 - 13:56
De fiesta con el diablo

Más allá de ser identificado como una entidad maligna, el diablo es parte fundamental de algunas de las fiestas de nuestro país. Por supuesto que la más renombrada es el carnaval que se lleva a cabo cada dos años y en año impar en Riosucio, Caldas. El Caribe colombiano también tiene su historia con el Señor de las Tinieblas.

 


Jairo Enrique Soto, en su libro dedicado al diablo en el Caribe colombiano, dice que “desde la época colonial, frailes y sacerdotes atemorizaban a los indígenas y afrodescendientes con historias de demonios que atormentarían sus almas en el infierno como una estrategia para obligarlos a obedecer los principios del cristianismo”. Sin embargo, para los afro, esta figura no tenía la misma connotación impuesta por los europeos. Según Michael Taussig, citado por Soto, “para los esclavizados el diablo no significaba necesariamente ni el mal encarnado, ni un espíritu vengador, sino una figura de regocijo; un poderoso bufón”. 

No obstante, la existencia del Señor de las Tinieblas en las fiestas del Caribe, también está relacionada con una antigua presencia suya en los festejos de la Europa medieval desde el siglo XIII, principalmente, con la fiesta de Corpus Christi.

 

Herrera, Hernando (Productor). Triana Varón, Gloria (Directora). (1986). Yuruparí: 1983-1987. [Serie] [Diablos y cucambas de Guamal]. Colombia: Audiovisuales. Archivo Señal Memoria, C1P 242795.

 

El diablo es bueno

Si nos atenemos a las representaciones de la cultura popular, el diablo es la tentación del hombre, la criatura que satisface sus placeres y deseos. Es un humanista. Para el efecto de nuestras fiestas el académico Otto Morales Benítez (natural de Riosucio), definió al Diablo con connotaciones sociales y psicológicas. Da contento, ilumina, presta su conjuro para cantar. En su pronunciamiento invitando a la fiesta dice: “he ascendido del Averno para invitarlos a lo grato; van a disfrutar con imaginación”. Es un carnaval pagano. Porque él suscita el solaz en la bebida, en la danza, en el manejo del cuerpo, en los arrebatos de la inteligencia. Por eso en estos se unen las artes: la música, la danza, lo santoral, el canto, la representación operática cuando se le rinde homenaje.

En Yuruparí este pronunciamiento adquiere un especial significado.

 

Amaya, Alberto (Productor). Triana Varón, Gloria (Directora). (1986). Yuruparí : 1983-1987. [Serie] [Carnaval del Diablo – Parte I]. Colombia: Audiovisuales. Archivo Señal Memoria, C1P 242906

 

Continúa Morales Benitez: “Nuestro Diablo no castiga: el católico, sí. El de Riosucio no es vengativo. No es igual a los europeos. El raizal, invita al epicureísmo. El Diablo nuestro, no es amargo: no es el del azogue; no es perverso para hacer daño. El carnaval no es de la elite riosuceña: ni de los políticos; ni de los intelectuales. Es del pueblo. A este le pertenece y no se le puede despojar de sus encantos y de sus bohemias”.

 


Autor: Javier Hernández

 

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Fecha de publicación original Vie, 17/02/2023 - 13:56