Contaminación acústica afecta ecosistema y especies animales en Bogotá | Señal Memoria

 

Pero lastimosamente, los copetones no han podido reproducirse como habitualmente lo han hecho, haciendo uso de los cantos como método de cortejo. Los niveles de ruido en diferentes sectores capitalinos debido a la presencia de máquinas, motores, equipos pesados, aviones y otra fuentes sonoras pesadas, han generado que los cantos se modifiquen en aspectos como su frecuencia y amplitud; presentando así, situaciones como desorientación o mayores esfuerzos de los copetones para tener el canto del cortejo.

 

La contaminación acústica, también afecta a los humanos; puede causar molestias, incomodidad, irritabilidad, trastornos del sueño y comportamiento. Las mediciones que se llevan a cabo en Bogotá, muestran que existen zonas donde se tienen entre 50 y 80 decibles, siendo así una prueba de cómo estos emisiones sonoras están desajustando el ecosistema.

 

Tras estos estudios se encuentra Laura Ramírez, bióloga de la Universidad Nacional quien además se encuentra estudiando la maestría en biología allí mismo. Sus investigaciones comenzaron dentro de la universidad, analizado los niveles de ruido y su incidencia dentro de las poblaciones del copetón que se encontraban más hacia la carrera treinta (fuente de alto ruido) y luego las poblaciones que dentro de los predios universitarios se encuentran. 

Al trasladar a un nivel más amplio estas investigaciones en los humedales capitalinos, los resultados no son del todo alentadores.

 

El nivel de contaminación acústica incide así en el comportamiento de estas aves, que sin duda, han disminuido su presencia en la ciudad. ¿Qué puede pensarse como alternativa?

 

Si bien la situación es crítica, hay que pensar en políticas públicas, que por un lado creen consciencia y alerten la situación y por otro, prevengan en si, la generación de fuentes de contaminación acústica que generen los desequilibrios que terminan por afectar las especies.

 

 

Entrevista bióloga Laura Ramírez