En el curso del siglo XX una de las problemáticas que más llamó la atención de actores sociales e instituciones del estado fueron los usos de la tierra. En diferentes partes del país, las dinámicas del conflicto tuvieron elementos comunes o diferencias según la escala local o regional, de ahí que, detenerse en las décadas de 1940 y 1950 se destacan hechos como fue el asesinato de Gaitán, el Bogotazo, la violencia política e institucional, los grupos armados, el surgimiento del Frente Nacional, entre otros, que dan cuenta de la influencia que tuvieron en los sectores rurales o urbanos y las causas o consecuencias sobre la tenencia de la tierra.
Si bien es cierto que “La Violencia” ha tomado la mayor atención en la historiografía y existen diferentes aproximaciones a las fuentes existentes, es pertinente acercase desde el archivo audiovisual. En él las imágenes en movimiento y los testimonios fueron el interés de “Historias de la historia”, que fue una serie producida por Audiovisuales en 1995.
La vida rural ante el poder armado
La violencia en la década de 1940 y 1950 tiene diversos marcos analíticos. Sin embargo, puede ser entendido como un proceso social, donde se encuentran posiciones, intereses y recursos que fueron disputados o arrebatados. Producto de lo anterior, la pobreza, la carencia de espacios de representación política, la migración y la desigualdad social plantearon nuevos escenarios en los sectores rurales. La dualidad política entre liberales y conservadores se contrasta con el poder de los terratenientes, quienes no solo tenían posesión de la tierra, sino también, incidencia en la toma de decisiones, las instituciones y la vida rural.
En cambio, los campesinos fueron parte activa, pasiva o cruzada de la vida armada. Mediante el trabajo concertado, desigual, el abandono de tierras, el exilio o acciones colectivas formales e informales de exigencia de derechos engrosaron las dinámicas rurales de la mitad del siglo XX. En este contexto se destacan liderazgos políticos como armados de sujetos que habitaban y conocían la vida rural, que se posicionaron en las escalas locales o regionales del país: los bandoleros. Estos últimos como lo plantean Gonzalo Sánchez y Donny Meertens presentan algunos elementos para su comprensión en el tiempo. Por ejemplo: ser instrumentos de poder por parte de los hacendados; ser fuerza subordinada de los poderes locales y regionales frente a la centralidad del poder; o una fuerza autónoma ante la ausencia de organización de partidos o movimientos sociales.
Los bandoleros eran contrapuestos con “los pájaros”, quienes eran fuerzas armadas que contaban con la connivencia de las instituciones o actores particulares con poder e influencia en las regiones para llevar a cabo delitos o despojos a los habitantes. Se estima que entre 200.000 y 300.000 personas murieron con ocasión a “La Violencia” y las motivaciones o ideales que surgieron en cada fragmento de tiempo, región y actores armados legales e ilegales involucrados fueron transformándose, desdibujándose o desintegrando, a partir de las dinámicas políticas y sociales locales a nivel armado como civil.
En este sentido, el bandolerismo o las acciones armadas fueron parte de la vida rural en regiones como Quindío, Santander, Tolima, Caldas, Risaralda, entre otras. Por lo tanto, la violencia fue parte la vida cotidiana, privada y pública de los habitantes, que transitó en nuevos escenarios como fue la reforma agraria de 1961, la cual fue entendida como parte de las soluciones en medio de la alternancia política del Frente Nacional, pero no dio respuesta a las demandas de las organizaciones campesinas y la nueva realidad de la segunda mitad del siglo XX.
Astrid Muñoz (Directora). (1995). Historias de la historia : 1995. El corazón de la violencia, 1948 - 1958 / Astrid Muñoz. Bogotá D. C. : Audiovisuales (Compañía de Informaciones Audiovisuales), Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano. Archivo Señal Memoria, VR UMT-216194
Testimonio sobre Efraín Gonzáles en la ciudad
El 9 de junio de 1965 el barrio San José en Bogotá fue irrumpido en su día a día, porque en una casa de la zona murió en un operativo de las Fuerzas Militares Efraín Gonzáles. Él nació en 1933 en el municipio de Jesús María, Santander, y sus orígenes armados se ubican en Quindío al incorporarse a la banda del bandolero Jair Giraldo; sin embargo, retornó a su terruño, donde se convirtió paulatinamente en su zona de influencia y de confrontaciones con otros actores. Las tierras usurpadas, las acciones violentas contra campesinos y la influencia en el orden u homogenización política fueron parte de su accionar y de otros bandoleros.
Con su origen y reconocimiento conservador, Gonzáles se convirtió en una leyenda, que contó con el apoyo de diferentes sectores y objeto de devoción una vez muere en Bogotá. La casa y barrio, donde fue abatido se conformó en una marca en el espacio y tiempo de la memoria histórica de la violencia en el país, dado que se transformó en una zona de peregrinación. La operación se extendió en el curso de la tarde y noche, y se constituyó en un hito para ese entonces por la prolongada operación militar que se realizó en la ciudad contra un bandolero, quien en medio de las versiones cruzadas sobre sus condiciones finales y deceso en la zona de combate fue objeto de interés en los siguientes años.
En este escenario, un testigo, quien a temprana edad conoció los hechos de primera mano sobre la violencia y la muerte de Gonzáles compartió su experiencia a Manuel Nieto. Así que, en el lugar donde cayó el bandolero proporciona el testigo sus impresiones, vivencias y emociones de un pasado que estaba presente tanto en su vida personal, como también, barrial. La subjetividad de dicho sujeto es una experiencia que presenta y reinterpreta los hechos de la violencia en la cual convergen lo singular con lo general, ya que se constituyó en un héroe popular en la mitad del siglo XX tanto en la ciudad como en las zonas rurales, donde tuvo influencia o acogimiento.
Astrid Muñoz (Directora). (1995). Historias de la historia : 1995. [Muerte del bandolero conservador Efraín González] / Astrid Muñoz. Bogotá D. C. : Audiovisuales (Compañía de Informaciones Audiovisuales), Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano. Archivo Señal Memoria, UMT-209113.
Para terminar, las narrativas e interpretaciones de la violencia de mitad del siglo XX pasan por la subjetivad y lugar de producción de quienes la vivieron. Las imágenes en movimiento de diferentes pasados alrededor de la vida rural y urbana son una posibilidad para situar desde el presente la memoria histórica sobre las dinámicas, tenencias y usos de la tierra de mitad del siglo XX.
