Ficha Técnica
El Día Internacional de los Derechos de los Animales se celebra desde finales de los noventa el mismo día en que se conmemoran los derechos humanos. Esta fecha se escogió para llamar la atención sobre la defensa de otras especies animales dado que, al igual que la humana, tienen interés por vivir y no sufrir.
En Colombia, desde la primera mitad del siglo XX hasta inicios del XXI la legislación y la infraestructura institucional han ido avanzando con un enfoque antropocéntrico, bienestarista y conservacionista, según el cual los animales no humanos son considerados propiedades o componentes del ambiente, así que se les debe proteger y ofrecer bienestar en tanto bienes privados y mecanismos de equilibrio ecosistémico (objetos de la “naturaleza” que debe conservarse) y no como sujetos de derechos. Este enfoque tiene su principal expresión en el Estatuto Nacional de Protección Animal (1989).
Es por esta razón que en la normativa siempre han quedado excluidas ciertas prácticas en la medida en que sectores tradicionales y políticamente mayoritarios las consideran necesarias, valiosas o legítimas, al vincularse a costumbres y ser rentables, a pesar de involucrar sufrimiento y muerte.
Sin embargo, con la declaración de los animales como seres sintientes y la penalización del maltrato animal en la Ley 1774 de 2016, se evidencia una tensión en lo jurídico. En 2009 comenzó la discusión en las altas cortes sobre la consideración de los intereses de los animales por encima de tradiciones, tensión que el animalismo venía trabajando a nivel cultural, especialmente desde la oposición a la tauromaquia consolidada en los noventa, y que podemos ver en el siguiente fragmento de el programa Anverso & Reverso de 2001:
Actualmente, en el Congreso avanza con ciertas dificultades un proyecto de ley que, sin embargo, parece acercarse como nunca antes a la prohibición de las corridas de toros, práctica rechazada por la mayor parte de la población colombiana. De aprobarse no equivaldría a reconocer derechos a estos animales, pero sin duda ampliaría la posibilidad de avanzar en estas discusiones y ante todo evitar su sufrimiento y muerte.
Por: Camilo Fernández Jaimes
