Publicado el Mié, 28/09/2022 - 08:51

Semana Santa de Popayán: cuatro siglos y medio de herencia

Archivo Señal Memoria de RTVC. Diseño gráfico: Karen López para Señal Memoria de RTVC
Desde mediados del siglo XVI, cuando se formaba la sociedad colonial de la Nueva Granada, la joven ciudad de Popayán empezó a definir una tradición cultural que hoy es reconocida y enaltecida en el resto del mundo. Su Semana Santa es única gracias a su patrimonio artístico, sus rituales, sus memorias y, en general, a una riqueza que hace parte de la identidad de los payaneses. Y al contrario de lo que podrían creer algunos observadores modernos, la suya es una historia diversa e incluyente que también se puede escuchar en nuestros registros sonoros.

Los “primeros pasos” de Popayán

Desde 1558, cuando el rey español Felipe II firmó la real cédula que reglamentaba las procesiones de Semana Santa en el Nuevo Mundo, se puede documentar esta práctica tradicional en Popayán. Sin embargo, los testimonios escritos sobre su realización y costumbres fueron esquivos durante los dos primeros siglos de la dominación colonial, como lo mencionaba el Museo Nacional en un estudio previo a la declaratoria patrimonial de 2010. De acuerdo con este mismo estudio, en sus inicios se trató de una actividad de los sectores populares que poblaron la Ciudad Blanca: artesanos indígenas, mestizos y negros que se convertían en cargueros de las imágenes de las nacientes iglesias conventuales. Fue gracias al enriquecimiento de la ciudad, gracias a las minas y haciendas que la rodeaban, que las élites se apropiaron del evento al agregarle objetos suntuarios a las imágenes religiosas, la mayoría elaboradas en el siglo XVII en talleres españoles, quiteños y neogranadinos. A la tarea también contribuyeron las numerosas cofradías o asociaciones de laicos encargadas de promover un culto específico, mientras las órdenes religiosas masculinas y femeninas se erigían en la ciudad.

Cuando la Nueva Granada se convirtió en virreinato en el siglo XVIII, la prosperidad económica llegó a Popayán y con ella unas élites deseosas de engalanar sus tradicionales pasos. Desde entonces y por medio de donaciones y testamentos, las iglesias de la ciudad añadieron adornos y rituales que le dieron a su Semana Santa un carácter único en Hispanoamérica. Ya para entonces existía una larga tradición de rituales y protocolos de organización respetados por todos los miembros de la comunidad. Por ejemplo, desde 1675 se conocen instrucciones del Cabildo para el aseo y ornato de las casas de las calles por donde pasan las procesiones.

Fecha de publicación original Mié, 28/09/2022 - 08:51