Publicado el Jue, 04/08/2022 - 09:09

Francia Márquez Mina, lideresa y vicepresidenta

Archivo: Señal Memoria- Diseño: Karen López para Señal Memoria de RTVC Sistema de Medios Públicos

Desde la abolición de la esclavitud en 1851 la población afrocolombiana no había vivido un hecho histórico tan trascendental como la elección de Francia Márquez como vicepresidenta de la República de Colombia. Su llegada a este importante cargo abre el camino para dignificar los derechos ciudadanos de las mujeres, la población afrodescendiente, las comunidades indígenas, los empobrecidos y todas y todos aquellos que han sufrido discriminación o marginación. Como ella misma lo ha afirmado, representa a los y las nadies del país.

Colombia nació como República en la segunda década del siglo XIX. Rápidamente el líder de los ejércitos patriotas Simón Bolívar, vio la necesidad de involucrar a los hombres y mujeres esclavizados en las filas militares para luchar contra la monarquía. Luego de conocer de primera mano la rebelión haitiana, buscó el apoyo de los hombres esclavizados del virreinato de la Nueva Granada y la Capitanía de Venezuela, prometiéndoles su emancipación luego de vencer a los ejércitos de “Pacificación” del general español Pablo Morillo, que buscaba a toda costa reconquistar los territorios de ultramar del Imperio hispánico. 

Aunque el deseo de libertad para todos los esclavos se expresó en la Constitución de Cúcuta de 1821, la abolición solo llegó en 1851 en el gobierno del liberal José Hilario López. Desde entonces los hombres y mujeres afrocolombianos han luchado por la defensa de sus derechos. Sin embargo, durante todo el siglo XIX y gran parte del XX, Colombia entendió la ciudadanía de las minorías étnicas como un proceso de homogeneización, promoviendo el mestizaje como un mecanismo para alcanzar “el progreso” de la nación.

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Las comunidades indígenas, negras, raizales y palenqueras tuvieron que esperar hasta la Constitución de 1991 para que se reconociera que Colombia es un país pluricultural y pluriétnico. Aunque los intentos de exclusión no desaparecieron con la promulgación de la Carta Magna, los menos favorecidos contaron con herramientas legales para exigir presencia estatal y protección en los territorios.  

En ese contexto, una mujer nacida en la vereda de Yolombó, del corregimiento de La Toma, en el municipio de Suárez (departamento del Cauca), inició su activismo político en defensa de los derechos de su comunidad y del medio ambiente cuando tan solo contaba con quince años de edad. Como la propia Francia Márquez lo ha manifestado en distintas entrevistas, ingresó al Proceso de Comunidades Negras (PCN) siendo aún adolescente, luego de haberse enterado de la intención de desviar el río Ovejas a la represa Salvajina. Rápidamente, junto con jóvenes de Buenaventura, Tumaco y Cali, se involucró en la defensa del río, denunciando las consecuencias sociales y medioambientales que tal desvío del afluente causaría en su comunidad. 

El profesor Wilson Martínez Guaca, perteneciente al Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Valle del Cauca (SUTEV), visitó la zona en 2006 para denunciar lo que estaba ocurriendo en Suárez, a través del programa televisivo Educación y Cultura, el cual está al aire en Telepacífico desde 2005. Allí pudo entrevistar a una joven Francia Márquez, que dejó ver en la entrevista los riesgos de la minería ilegal y el desvío del río Ovejas. 

 

Martínez Guaca, Wilson (Productor y director). (25 de junio de 2006). Educación y Cultura. [Serie]. Colombia: Wilmar's Publicidad E.U. Archivo Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Valle del Cauca. DV-344.

 

Ese activismo a tan temprana edad la llevó a inclinarse por la carrera de Derecho, la cual pudo concluir luego de muchos avatares personales, como ser madre soltera adolescente a los 16 años y luego a los 20, sufrir desplazamiento forzado y tener que pasar del trabajo de la minería artesanal a la actividad doméstica en la ciudad de Cali. 

Ninguno de los obstáculos por los que ha tenido que atravesar la han llevado a declinar en su labor de denunciar la violación de los derechos de las comunidades ancestrales negras y la preservación del medioambiente. De ahí que en 2014 liderara la Marcha de los turbantes, una caminata de más de 600 kilómetros hasta Bogotá, a la que se unieron alrededor de 80 mujeres afrocolombianas. La visibilidad que le dio este escenario de movilización la hizo merecedora en 2015 del Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos. Un año más tarde fue invitada a participar, en nombre de la comunidad afrodescendiente, en el proceso de paz entre el Estado colombiano y las FARC que se llevaba a cabo en La Habana, Cuba.  Márquez Mina apoyó la participación de los pueblos étnicos durante las negociaciones, aportando en el “Capítulo Étnico para la Paz”.

Fue así como en el 2018 recibió el Goldman Environmental en Estados Unidos, el galardón equivalente al Nobel medioambiental, otorgado a líderes y lideresas sociales que defienden y preservan el entorno natural y los ecosistemas. Compartió este galardón con figuras de la talla de las Abuelas de la Plaza de Mayo en Argentina o la activista ambientalista e indigenista hondureña Berta Cáceres.

Un año después, el servicio público de radio y televisión del Reino Unido, la BBC, destacó a Márquez Mina como una de las cien mujeres más influyentes del mundo, reconocimiento que también le otorgó la Casa Amèrica Catalunya, en España, al entregarle el galardón Joan Alsina de Derechos Humanos por su defensa medioambiental y de los derechos de la comunidad afrocolombiana, así como por su contribución a la paz en Colombia. De estos reconocimientos se habló en el programa radial La Señal de la Mañana.

Fecha de publicación original Jue, 04/08/2022 - 09:09