La década del miedo: los años de Pablo Escobar | Señal Memoria

La década del miedo: los años de Pablo Escobar
Publicado el Lun, 27/11/2023 - 13:25
La década del miedo: los años de Pablo Escobar

La muerte de Pablo Escobar ha marcado la historia reciente de Colombia. Significó el fin de un hombre capaz de doblegar al Estado, como también el fin de su organización criminal. Sin embargo, la desaparición del mafioso más poderoso en la historia de Colombia no extinguió la influencia del narcotráfico en nuestra vida social, política y cultural. Frente a ese legado que se niega a desaparecer, resulta más que oportuno darle voz a la memoria y especialmente a las víctimas de esa guerra que nunca debió ocurrir. Ese es el espíritu de este documental de Señal Memoria.


 

La “Ciudad de las Brujas”

Cerca de Boston, en Estados Unidos, existe la ciudad de Salem. Allí hace 330 años concluyó la persecución y enjuiciamiento de un grupo de personas acusadas de brujería, en su mayoría mujeres. El recuerdo de esa violencia, que llevó a la horca a diecinueve personas y a otras más a ser torturadas, aún persiste en un pensamiento moderno que reprueba el fanatismo religioso, la pena de muerte y la intromisión del poder en la vida privada. La “cacería de brujas” como esta y otras que ocurrieron por la misma época en Occidente, son hoy una metáfora del abuso contra las libertades.

Sin embargo, los más de tres siglos que han pasado han permitido que se neutralice el recuerdo de aquella violencia. Salem hoy es la “Ciudad de las Brujas” que atrae a miles de turistas, productores de televisión, convenciones de fanáticos del cine de terror, paradas de Halloween o hasta practicantes del esoterismo new age. Las historias de las personas ejecutadas, los fantasmas del cementerio, los escenarios de obras literarias o películas… todo esto se muestra mientras otros habitantes de Salem debaten sobre el riesgo de frivolizar aquel pasado violento o sobre el hecho de que allí también existe un patrimonio histórico más allá de “las brujas”.

La “Ciudad de los Narcos”

En Medellín y Colombia apenas han pasado treinta años. Es decir, que aún están vivas muchas de las personas que vieron o padecieron la violencia desatada por la lucha entre los narcotraficantes y el Estado. La “guerra contra las drogas”, aunque sus éxitos sean ampliamente cuestionados, sigue siendo central en la agenda política del mundo, aunque hoy esté claro que su justificación sea tan pueril e inútil como lo fueron los discursos que alentaron las cacerías de brujas del siglo XVII. Aun así, murió mucha más gente que la que pudo haber muerto en ese lejano pasado de guerras contra la brujería. En la Colombia de los 80 y 90, el Cartel de Medellín asesinó a cientos de hombres y mujeres mientras le hacía la guerra al Estado: jueces, policías, militares, periodistas, abogados, ministros, candidatos presidenciales, conductores cuyos vehículos eran robados para ser llenados de explosivos, un árbitro de fútbol cuyas decisiones perjudicaron a apostadores, transeúntes que simplemente pasaban frente al lugar donde se puso una bomba o los pasajeros de un avión que explotó en pleno vuelo… 

Pero en esa guerra también murieron jóvenes reclutados como sicarios, narcotraficantes que se quedaron con las ganancias de un embarque, a otros narcotraficantes los mataron para robarles su botín, subalternos de las mafias torturados por agentes del estado, jóvenes inocentes sobre quienes recaían sospechas infundadas de colaborar a la mafia… Mientras tanto, apareció otro conjunto de víctimas de otras guerras simultáneas a cuyos verdugos les convenía culpar a Pablo Escobar o a Los Extraditables de sus muertes. Y también hay muertes inclasificables, en cuya autoría se entremezclan intereses de narcos, políticos, agentes de la fuerza pública, guerrillas o paramilitares…

Las heridas aún abiertas de esas guerras no le han impedido a Medellín convertirse a los ojos de miles de turistas colombianos y extranjeros en la “Ciudad de Pablo Escobar” o la “Ciudad de los Narcos”. Buses llenos de personas provenientes de Estados Unidos, España, Israel, México, Brasil o Rusia llegan a tomarse selfies en la tumba del capo, a fotografiar los murales que algunas comunidades han hecho del personaje, a visitar una casa que reconstruye los lujos en los que vivió o  hasta terminan “resignificando” las placas que se han puesto en la ciudad en recuerdo de algunas de las personas asesinadas por la mafia. 

Esto pasa mientras los medios de todo el mundo producen decenas de dramatizados y documentales para recordar a Escobar y a su guerra, unos para reflexionar y otros para enaltecer, con turistas atraídos por estos últimos. Al tiempo, el Estado busca cómo neutralizar el recuerdo de esa violencia de formas muy variables: demoliendo el edificio habitado por la familia del Capo y reemplazándolo por un parque que hoy solo visitan los narcotoures, pero también con trabajos museales y académicos que con mucho más acierto buscan resarcir a las víctimas y dejar un recuerdo de ellas para las nuevas generaciones. Todo esto ocurre mientras a la salida de la casa-museo de Escobar venden su cara en paquetes de café, gorras, camisetas, imanes para la nevera o ponchos y carrieles de 350 dólares.

Del dolor a la memoria

Pensando en esa complejidad, la cual de muchas formas está siendo narrada este año al cumplirse tres décadas de la muerte de Escobar, Señal Memoria también ha querido hacer un aporte a la recuperación de un pasado doloroso que aún vive entre nosotros. De nuestras reflexiones entregamos el podcast Narcocultura, una mirada al legado del narcotráfico en la Medellín y la Colombia actuales y sus causas dentro de la irrupción del narcotráfico y sus prácticas en la vida política y social del país:

De igual forma, en diciembre de 2023 estrenaremos La década del miedo: los años de Pablo Escobar, el primer largometraje documental de nuestra serie Memoria en Contexto. En ambos trabajos hemos querido contar la historia de un periodo en el cual país no solo vivió atemorizado, sino que también padeció la muerte de cientos de sus padres, madres, hermanos, amigas y amigos. Narcocultura y La década del miedo son, de esta forma, no solo un recuento histórico de lo que pasó durante esa guerra, sino también el testimonio de algunas de las personas que en medio de ese horror perdieron a los suyos y las acciones individuales o colectivas que hoy estas mismas personas emprenden para que hagamos memoria.

Hicimos estos productos con el compromiso de que cada generación debe y puede reparar el dolor de su propio pasado a través de la memoria y la pedagogía, para que el paso de los siglos no blanquee aquel recuerdo..

*Muchas gracias al periodista Gerard Martin por aportarnos la comparación con la ciudad de Salem, con la cual iniciamos este artículo.


 

Autor: Felipe Arias Escobar

 

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Fecha de publicación original Lun, 27/11/2023 - 13:25