Los mensajes ocultos en Cien años de soledad | Señal Memoria

Cien años de soledad
Publicado el Mié, 08/08/2018 - 11:07
Los mensajes ocultos en Cien años de soledad

La única obra literaria colombiana que ha sido traducida a 49 idiomas está llena de símbolos que muchos han intentado interpretar.


Cien años de soledad es una novela que tiene mucho de explicación de los orígenes de la estirpe maldita que la protagoniza y otro tanto del carácter implacable del destino humano, plagada de símbolos que han sido materia de extensos estudios y serias discusiones entre todo tipo de lectores de la obra, desde expertos críticos literarios, hasta esotéricos creyentes de la nueva era.

Macondo es un pueblo que nace y muere en la novela, al que Rebeca trae una fiebre del insomnio que deja sin memoria a sus habitantes -mucho se ha dicho sobre la ignorancia de los pueblos latinoamericanos sobre su historia en relación con este episodio-. Amaranta porta una venda negra durante la mayor parte de su vida -símbolo, según algunos analistas, de su culpa en principio y de su consecuencia: la eterna virginidad que eligió-.

Sobre el pueblo diluvia durante cuatro años, once meses y dos días para dar paso a un período de 10 años sin que caiga una gota de agua -variación del diluvio bíblico, según algunos intérpretes, y del castigo por el escaso efecto purificador que tuvo en sus habitantes-. En el mundo de los Buendía, como lo descubre Úrsula, “el tiempo no pasaba, como ella lo acababa de admitir, sino que daba vueltas en redondo” -el eterno retorno, tema recurrente de muchos pensadores-.

El Universo y el tiempo se condensan en el cuarto de Melquíades, el mismo en que el último Aureliano logra descifrar los pergaminos del gitano, tal como había sido predicho, conduciendo a la destrucción de su estirpe -un lugar que lo contiene todo, que es el comienzo y el fin de la historia, como esa masa que alguna vez protagonizó el big-bang-.

La ciudad de los espejos (o los espejismos) que está condenada desde siempre a ser desterrada de la memoria de los hombres y arrasada por el viento, está llena de imágenes que se han asociado con múltiples aspectos de la América Latina que García Márquez logró atrapar en esta, la novela que le hizo merecedor del Premio Nobel de Literatura en 1982.

¿Hasta dónde era consciente García Márquez de estos símbolos que otros encuentran en su obra? En un capítulo de la serie “Ventana al libro”, dedicado a celebrar los 25 años de su publicación, tres conocedores de Cien años de soledad analizaron símbolos como el color amarillo y las mariposas que rondaban a Mauricio Babilonia. Sus conclusiones se conservan en el Archivo Señal Memoria.

García, Eligio (director). (1992). Ventana al libro. Magacín. Bogotá: Instituto Nacional de Radio y Televisión.


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Fecha de publicación original Mié, 08/08/2018 - 11:07