Piedad Bonnett: Una escritora polifacética

Este artículo pretende hacerle justicia a una poeta, novelista y dramaturga cuya influencia ha trascendido las fronteras colombianas. Gracias a los documentos del Archivo Señal Memoria, podremos no solo analizar su trayectoria profesional, sino también ver, bajo sus mismas reflexiones, lo que es ser una mujer en el mundo literario.

La escritora Piedad Bonnett es, sin lugar a dudas, una de las figuras más representativas de la literatura colombiana contemporánea. Sin embargo, y a pesar de sus más de tres décadas de trayectoria, no posee el mismo reconocimiento, al menos a nivel social, que escritores como Héctor Abad Faciolince, Santiago Gamboa, o Gabriel García Márquez.

Cuestionando el entorno.

Piedad Bonnett nació en el seno de una familia de educadores. Aunque tener acceso a los libros de sus progenitores le acercó al mundo literario desde temprana edad lo que verdaderamente detonó su imaginación, y la llevó a experimentar en el mundo de las letras, fueron sus vivencias en Amalfi, su lugar de nacimiento. Un lugar aislado entre las montañas, en el que lo natural y lo fantástico se entremezclaban.

Junto con los descubrimientos llegan también los miedos y temores, tanto los fantásticos como los reales. En el caso de Bonnett  están ligados a la sociedad conservadora antioqueña, así como a la férrea disciplina de su padre. Aunque más que un temor a la figura paterna, como sucedía con Kafka, era el miedo a la autoridad que él representaba.

Sin embargo, la mano autoritaria lleva irremediablemente a la rebeldía, que, en su caso, a nivel intelectual se manifestó no solo con la puesta en duda de la idea de Dios sino también con el acercamiento al existencialismo francés. Y en un aspecto más personal, con el cuestionamiento de la autoridad de sus padres a través de las actitudes de la adolescencia, lo que conllevó a que estos decidieran internarla lejos de Amalfi; un hecho fundamental, ya que en este periodo se dieron sus primeros experimentos con la escritura.

Aunque siguió escribiendo a nivel personal, fue hasta 1989 cuando se publicó su primera obra, titulada De círculo y ceniza, la cual recoge todos los poemas que había estado desarrollando en la última década. En los siguientes años vendrían dos libros que le traerían los elogios de la crítica especializada: Nadie en casa, y El hilo de los días.

Este reconocimiento vendría de la mano con una lucha hacia los cánones del mundo literario; no era solo su interés de poner en entredicho la idea de la existencia de una “poesía masculina” y una “poesía femenina”, sino también desligar a la denominación “poetisa” de las connotaciones que existían en aquel momento. En el programa televisivo En Blanco y Negro con Margarita, la escritora colombiana no solo da su perspectiva sobre la poesía en Colombia en los años noventa, sino que también nos cuenta cómo son vistas las mujeres en aquel mundo.