Publicado el Lun, 02/05/2022 - 14:44

Histeria en Hollywood: la caza de brujas de McCarthy

Archivo Señal Memoria de RTVC. Diseño gráfico: Karen López para Señal Memoria de RTVC

El nombre de Elia Kazan, un exitoso director de Hollywood, pasó a la infamia como sinónimo de traición, pese a sus destacadas producciones, muchas de las cuales ganaron premios Óscar. Kazan fue objeto de la cacería de brujas liderada por Maccarthy.

Las cacerías de brujas han estado varias veces presente en la historia estadounidense. En el siglo XVII los colonos ingleses no tardaron en exportar a América una de las peores prácticas de la sociedad británica de la época, la cual se vio reflejada en episodios como el vivido en Salem. Pues bien, esa práctica regresó en los tiempos de la Guerra Fría, cuando Joseph McCarthy se empecinó en perseguir a todo aquel que oliera a comunista.

Joseph McCarthy y el Comité de Actividades Antiamericanas -CAA.

La Guerra Fría, con su necesidad de alimentar el discurso del “enemigo interno”, sumado a la creciente opinión pública en Estados Unidos que exigía una política más agresiva contra el bloque sovietico, fue el caldo de cultivo para que surgiera una caza de brujas, esta vez entre 1950 y 1956.

En febrero de 1950 Joseph McCarthy, senador republicano por Wisconsin, intervino —con un éxito inesperado— al denunciar una conspiración comunista en el mismo seno del Departamento de Estado. Fue así como empezó a operar el Comité de Actividades Antiamericanas CAA, que se concentró especialmente en la industria del cine en Hollywood, persiguiendo a actores, directores y guionistas.

Durante este periodo la democracia fue golpeada, pues se vulneraron principios constitucionales básicos como las enmiendas Primera (libertad de expresión) y Quinta (derecho a no testificar en contra de uno mismo), y se olvidó el principio jurídico de la presunción de inocencia. Para McCarthy todos eran potencialmente culpables.

La lista de víctimas de esta persecución e histeria colectiva es larga. Incluyó al gremio cinematográfico y contó entre sus víctimas con figuras notables como Charles Chaplin, Bertolt Brecht y Lucille Ball, quien fue exonerada de las acusaciones. Los que no tuvieron tanta suerte tuvieron que exiliarse y pasar a hacer parte de las listas negras, lo que dificultó que fueran contratados por las productoras.

El caso más conocido fue el de Los diez de Hollywood, un grupo de profesionales que se negaron a declarar sobre sus filiaciones políticas. Fueron citados por el Congreso, consignados automáticamente en las listas negras y condenados a penas de cárcel por “desacato al Congreso”. 

Entre aquellos diez estaba Dalton Trumbo, que tuvo que irse a México. Las puertas de Hollywood se cerraron para él. Logró sobrevivir y muchos de sus guiones fueron vendidos bajo múltiples seudónimos. Incluso ganó un Óscar, aunque entregado a otro con un nombre distinto. Claro, no pudo recogerlo porque oficialmente no existía.

Pero no sólo hubo víctimas por esta persecución, que llegó a conocerse como macartismo. También abundaron aquellos que para salvarse recurrieron a la delación de sus colegas.

Elia Kazan, la historia de un chivato

Ante la ferocidad del senador McCarthy se crearon movimientos como el Comité de la Primera Enmienda, que acogió a cerca de 500 profesionales del cine. En esa circunstancia defendieron la libertad figuras famosas, como Humphrey Bogart, Katharine Hepburn, Kirk Douglas, Gene Kelly, Orson Welles, Thomas Mann y Frank Sinatra, y periodistas como Edward R. Murrow (cuya historia es descrita en la película Buenas noches, y buena suerte), quienes afirmaban que lo que en teoría era una actividad para proteger al Estado, no era sino una sistemática destrucción de los derechos civiles. Sin embargo, algunos, atemorizados ante la posible destrucción de sus carreras, decidieron pasarse al bando del CAA y delatar a sus compañeros:  uno de ellos fue el director de Al Este del Edén y Un tranvía llamado deseo, Elia Kazan. Hijo de un comerciante griego, pero nacido en Constantinopla, hoy Estambul, Kazan llegó a Estados Unidos con sus padres en 1913. En 1947 fue, junto con Cheryl Crawford y Robert Lewis, uno de los fundadores del Actor 's Studio, la mítica escuela de formación de actores. Su ojo para descubrir talentos permitió que artistas como Marlon Brandon saltasen al estrellato. 

Sin embargo, eso no impidió que fuera acusado por la CAA. Ante el acoso decidió delatar a sus propios compañeros del Group Theatre señalando a dicho grupo de pertenecer al Partido Comunista. Aquello sucedió el mismo año en que lanzaba su filme ¡Viva Zapata! (1952). Aunque también perteneció al Partido, su declaración salvó su carrera al entregar a sus amigos y colegas.

Fecha de publicación original Lun, 02/05/2022 - 14:44