Un viaje al pasado con la colección discográfica de la Fonoteca
Años 60 y 70. Décadas que se evocan con nostalgia y se idealizan en cada canción. Aquí algunas muestras conservadas por la Fonoteca
Si hay algo que habla de los tiempos idos, es la música que han dejado. Y para eso, nada mejor que una colección discográfica como la que conserva la Fonoteca de Señal Memoria. Tenemos una nueva serie Instagram con muchas de esas historias. Aquí les contamos un poquito de algunas.
Lucho Bermúdez – Lleras Camargo (pasillo)
Hoy pensamos en Lucho Bermúdezcomo una de esas glorias de pasado, como un gran baluarte nacional. Y con sus grandes éxitos, pareciera convertirse en una estatua, destacada. Ubicada en el centro para su adoración, pero muchas veces, en realidad, desapercibida. Tantos discos que grabó Lucho Bermúdez, tantos tan desconocidos. En nuestra serie Instagram tenemos uno publicado por el sello Philips. Y un usuario, “nosfuimosfonoteca” nos comenta: “Lp en el cual acompañan a Lucho Bermúdez el famoso conjunto barranquilllero Los Caracoles de Oro de Eduardo Cabas”. Buen dato. Lástima lo poco que se sabe de ello.
Ahora les presentamos otra rareza de Lucho. No es cumbia, no es gaita, no es porro. Es un pasillo sumamente dinámico, lleno de colores. Un pasillo moderno que refleja esos años 60 de tantos cambios en nuestro país. Titulado, precisamente “Lleras Camargo”. Alberto Lleras Camargo, intelectual bogotano de gran cuantía, fue gestor del Frente Nacional y su primer presidente.
Pablus Gallinazus – Una flor para mascar
Pero esa música de Lucho Bermúdez, moderna y tradicional a la vez, no era lo único que sucedía en la Colombia de los años 60. Esta década fue la de la “Nueva Ola”, la música de la juventud rebelde de varias capitales que reaccionó contra todo establecimiento del pasado de sus padres y abuelos. Fuera el traje con sombrero y bienvenida la estridencia del rock y el baile libre de pasos y hasta de pareja. La “Nueva Ola” fue una explosión de mediados de los 60 que poco a poco decantó y muchas cosas fueron pasando al olvido. Pero quedó abierta una brecha de “contracultura” sobre la que poco después empezaron a transitar nuevos pensamientos, quizá con algo más de madurez, que enfocaron sus críticas de manera más explícita.
La “música protesta”, la “canción social”, la “canción mensaje”. Un fenómeno de América latina que marcó varias generaciones cuyos hijos aprenden y vuelven a sentir vivas muchas de esas canciones idealistas que sembraron una esperanza en las vicisitudes del continente. Colombia tuvo un aporte notable: Pablus Gallinazus. Aquí lo tenemos con “Una flor para mascar”
Wendy Carlos – Obertura Guillermo Tell-La Naranja Mecánica
¿Y en el mundo? En relación con lo anterior, la “canción social”, estaba la figura notoria de Bob Dylan, gran influjo también para The Beatles. Llegaba Woodstock en el 69 y la romántica adoración por la luna de tantos boleros, tangos y baladas, se desdibujaba un poco con el “pasito” de Armstrong. Por otro lado, otras lunas se alcanzaban en el plano musical con la confluencia lograda por los desarrollos tecnológicos y las estéticas modernas. Así, música clásica y popular vinieron a encontrarse en el nuevo mundo del primer sintetizador Moog en manos de Wendy Carlos.
Switched on Bach, del 68, fue hasta ese momento el disco más vendido de música clásica. Y con él se abrió un terreno insondable que llevó a Wendy Carlos a publicar otros varios discos con sus versiones de los clásicos en sintetizador, cada vez más y más refinadas. El salto estético de Carlos fue preciso para rodear con su sonido la fuerte crítica ideológica de Stanley Kubrick en La Naranja Mecánica. Aquí el extracto musical que acompaña la memorable orgía de la película.
Discos así hacen parte de nuestra serie Instagram. También hacen parte de nuestra exposición “Nos vemos las carátulas” hasta el 12 de septiembre en el Archivo General de la Nación. Y también harán parte de la próxima emisión de Memoria Crónica.
Fecha de publicación original
Vie, 26/08/2016 - 01:46