La voz y el legado de Álvaro Castaño Castillo en Señal Memoria | Señal Memoria

Foto: Sandro Boris Sánchez
Publicado el Jue, 27/03/2014 - 14:00
La voz y el legado de Álvaro Castaño Castillo en Señal Memoria
 
A don Álvaro Castaño Castillo desde muy pequeño lo acompañaron los libros, la poesía y, con el paso de los años, la buena compañía de sus amigos: “zanahorios intelectuales”, como él los define en esas primeras décadas del siglo XX cuando no había televisión, pero sí se leía mucha prensa y, por supuesto, se escuchaba radio. A pocos años de cumplir un siglo de vida, don Álvaro tiene la estampa de un patriarca de la radio colombiana que se viste con bluyín, mocasines y pañoleta al cuello. Lo acompaña casi siempre una sonrisa jovial y esa coquetería infaltable en su conversación que es una mezcla de sabiduría, memoria y picardía. 
 
Justamente a finales de la década del cuarenta Gloria Valencia, el gran amor de su vida, trabajaba en la Radiodifusora Nacional, hoy Señal Radio Colombia. Allí ella leía el noticiero cultural y don Álvaro escribía los libretos, “yo escribía los libreticos que eran una cosa sencilla. Se decía qué libros se habían editado, qué películas estaban dando, qué obras de teatro…Yo era un barniz de radiodifusor”. Pues ese aprendiz de radiodifusor era en los años treinta un retoño de intelectual muy inquieto por todas las manifestaciones del arte y así termina creando, con sus camaradas de bohemia, una academia literaria. Años más tarde se reúne con sus amigos escritores y poetas para hablar y soñar con una emisora propia. No fue fácil pues esos amigos tenían mucho ingenio pero poco dinero, más talento para las letras que habilidad para los números y, sin embargo, hacen el milagro de poner al aire la emisora soñada.  
 
 
 
 
Una de las certezas que don Álvaro Castaño Castillo tuvo al fundar el 15 de septiembre de 1950 la emisora HJCK y luego, durante los más de sesenta años de radiodifusión activa, fue mantener un nivel cultural, en la radio comercial, digno de aquella noción de cultura que caracterizó a los letrados colombianos de la primera mitad del siglo XX. Naturalmente, la idea era tener una emisora propia y no depender del arriendo de espacios en una emisora comercial, porque “carajo, no me gusta….depender de un gerente que en cualquier momento puede llegar mal humorado ¡y nos echan!”, recuerda don Álvaro Castaño, quien finalmente encuentra una emisora a la venta. Después de varios intentos y de pedir y ofrecer, compra la estación de radio que daría vida a la HJCK, por sesenta mil pesos.
 
 
 
 
Y otra certeza fue no meterse en el ambiente sectario de la política colombiana que a mediados del siglo XX fue nefasto para el periodismo. De modo que la cultura era la literatura universal de los grandes autores, el teatro, la música clásica europea y las entrevistas a los intelectuales y artistas, principalmente del mundo occidental.
 
Justamente, en 1950 era la Radiodifusora Nacional la que representaba un estilo de radio ajeno a la programación de simple interés comercial que por aquellos años ganaba miles de oyentes con una programación basada en el entretenimiento de las radionovelas, la transmisión de competencias deportivas y, por supuesto, la divulgación de la música popular. 
 
Desde 1929 cuando despega la radiodifusión en Colombia, las emisoras comerciales lograron consolidar este tipo de programación y a finales de la década del cuarenta nacen las cadenas radiales y se consolida así la industria radial colombiana. Mientras tanto, la Radiodifusora Nacional que desde 1929 había comenzado sus transmisiones con la identificación HJN, logró en la década del treinta hacer parte del Proyecto de Cultura Aldeana; un esfuerzo de los gobiernos liberales por usar la radio y el cinematógrafo en campañas tanto educativas como de divulgación cultural y a la  cabeza de este proyecto estuvo otro amigo de don Álvaro Castaño, el director de la Biblioteca Nacional de Colombia, el señor Daniel Samper Ortega. Luego, en 1940 con mejores equipos la Radiodifusora Nacional consolida una programación que fue la inspiración del fundador de la HJCK.  
 
“Yo me considero discípulo de la Radiodifusora Nacional, -recuerda don Álvaro Castaño Castillo-,  y con Otto de Greiff en la música  y Eduardo Carranza en la literatura, ellos fueron los ángeles guardianes de la HJCK”. En la lista de amigos que acompañaron a Castaño Castillo en la fundación de su emisora hay que resaltar al escritor Eduardo Caballero Calderón, autor de varias obras literarias que expresan un profundo conocimiento histórico del país y especialmente del impacto de la violencia política en las aldeas colombianas. Tipacoque es aquella comarca boyacense en la que puso sus ojos el escritor para contar los trajines del odio entre liberales y conservadores. 
 
Más de un dolor de cabeza se ganó don Álvaro Castaño por el liberalismo de Eduardo Caballero, pero cuando este último fue nombrado en un cargo diplomático, llegó el respiro para el fundador de la HJCK que siempre se cuidó de evitar que las polémicas políticas estuvieran por encima de la amistad. Así como fue amigo de un liberal como Caballero Calderón, también lo fue de un conservador extremo como lo fue Eduardo Carranza. De igual manera, otro de los grandes afectos de la HJCK, fue el poeta Jorge Rojas, cercano más por su humor que por la misma poesía: “el poeta Rojas, una maravilla de hombre, un humorista de miedo. Desde la Gruta Simbólica hasta hoy, no hay nada como Rojas”, recuerda don Álvaro Castaño.
 
La fundación de la emisora ocurre en uno de los momentos más críticos del país, es el periodo de la Violencia Política; la confrontación entre los dos partidos políticos imperantes, el liberal y el conservador fue sangrienta, especialmente en el mundo rural. El odio entre estos dos partidos llegó a casi todos los espacios de la vida pública, y los intelectuales tampoco quedaron al margen de esta confrontación. Sin embargo, aunque los colaboradores de la emisora HJCK tenían alguna filiación política, muchos de ellos eran liberales, don Álvaro fue claro desde el principio: “No, política no. Cultura. La cultura se opone a la política y aquí no vamos a tener ninguna discriminación de orden partidista. Uno no puede imponer a nombre de la cultura una consigna partidista porque pierde seriedad, pierde autoridad”. La radiodifusión comercial no escapó al conflicto político, decenas de radio-periódicos fueron censurados y muchas emisoras cerradas. 
 
 
 
 
A comienzos de la década del cincuenta la  HJCK se nutrió de figuras de la Radiodifusora Nacional. Este es el caso de dos voces tradicionales de la radio cultural: Cecilia Fonseca de Ibáñez y Hernán Mejía Vélez; también se sumó el hombre de teatro Bernardo Romero Lozano con buena parte de su grupo de radio-actores. Don Álvaro reconoce que sin saber nada de radio, se “sonsacó” a trabajadores de la Radiodifusora Nacional, como se solía decir en aquellas épocas cuando alguien convencía a un trabajador para que cambiara de empleador. Pues bien, de esta forma locutores y gente del radioteatro pasaron a la HJCK en una época marcada por el fin del gobierno de Ospina Pérez y el comienzo de otro gobierno conservador, el de Laureano Gómez.  
 
 
 
 
Otro de los grandes afectos de don Álvaro Castaño, fue un viajero incansable, de espíritu liberal y crítico del establecimiento político colombiano, el poeta Jorge Gaitán Durán. “Mi amigo del alma, él fue importante en mi vida y en la emisora, porque  fue solidario en los momentos más difíciles de aquellos años y, sobre todo, en el gobierno de Rojas. Gaitán Durán, tuvo en la HJCK un espacio para su revista: la radio-revista Mito”, recuerda don Álvaro. Justamente, en el gobierno de Rojas la censura a las emisoras y a la prensa opositora, fue expedita. 
 
A tal punto llegó el ambiente de hostilidad entre partidarios de Rojas y las elites políticas contrarias, que hubo un momento muy especial del cuál fue testigo don Álvaro y que marcó la caída de Rojas Pinilla.  Sucedió un 23 de septiembre de 1955 cuando Alberto Lleras, líder del partido liberal, pronuncia un discurso en el Hotel Tequendama en contra del ambiente de censura instaurado por el gobierno de Rojas. Ese discurso fue prácticamente el comienzo de la caída de la dictadura, por la calidad oratoria de Lleras, su inteligencia para denunciar la censura y su autoridad para construir consensos en una clase política dividida. Pues bien, el único radiodifusor que tuvo conciencia de la importancia de ese discurso y que también tuvo la precaución de llevar dos grabadoras, una en cada mano para guardar la voz de Lleras en la historia, fue Álvaro Castaño Castillo.
 
 
 
 
Y para ir terminando esta historia, los lectores se preguntarán ¿Cómo se financiaron estas emisoras de las que hemos venido hablando? Pues bien, la Radiodifusora Nacional contó con recursos públicos mientras que a don Álvaro le tocó golpear muchas puertas en busca de publicidad para una emisora que no era, propiamente, amiga del dinero. 
 
Uno de los recuerdos más sentidos en la HJCK fue la búsqueda de patrocinadores en las grandes industrias y empresas nacionales. Sin duda, éstas preferían la radio comercial; no obstante, algunas fueron convencidas y pautaron en la HJCK. Fue así como Bavaria apoyó la emisora con su sección: “Bavaria le ofrece hoy la noticia de mañana”. Curiosamente fue la industria antioqueña, más que la bogotana, la que  apoyó una emisora que no se escuchaba en Antioquia como la HJCK. Coltejer  fue una de éstas. 
 
Realmente la búsqueda de patrocinio fue un dolor de cabeza, pues no hay que olvidar que la HJCK fue una emisora muy particular por el tipo de su audiencia; la verdadera definición de la emisora fue: “Una emisora para la inmensa minoría”. De modo que, a don Álvaro Castaño le tocó lidiar con gerentes de empresas, presidentes de compañías y, sobre todo, con los expertos en publicidad que casi siempre miraron a la HJCK como un caso perdido. Pues ese caso perdido para la publicidad fue la emisora que luchó durante más de medio siglo por defender un tipo de programación que reflejó el gusto y el espíritu de su fundador quien hoy se acerca a sus “100 primaveras”, y como él mismo lo dice: “No tengo presa mala”.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fecha de publicación original Jue, 27/03/2014 - 14:00