Diez producciones discográficas que son mitos sonoros | Señal Memoria

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Publicado el Jue, 17/05/2012 - 19:32
Diez producciones discográficas que son mitos sonoros

Los discos tienen sus propias características, sus propias dinámicas y realidades. Y así como se siguen produciendo, siguen siendo el resultado de condiciones específicas que van desde el momento histórico en el que se graban, el artista que lo graba, los equipos que se usan, el productor, el estudio y otros factores.

Dentro del amplísimo mundo de grabaciones que el mundo ha ofrecido en los últimos cincuenta años, queremos presentarles diez de ellas que son ejemplos vivos de técnicas y momentos que al ser consignados en un disco, se convirtieron no solo en una referente musical, sino en una referente en técnicas de grabación.

Algunos de ellos han tenido ventas millonarias en la industria, otros han pasado desapercibidos; pero de todos modos queremos presentárselos para que puedan así experimentar varias sensaciones sonoras:

1. Miles Davis – Kind of Blue (1959)

Grabado en 1959, es considerado uno de los discos más emblemáticos del jazz; la llamada música de los músicos. Grabado en dos sesiones llevadas a cabo en marzo y abril de ese año, fue lanzado en agosto. Su importancia radica en cómo se conjuga el lenguaje de la improvisación como posibilidad de expresión (los músicos no habían ensayado y tenían poca idea de lo que iban a interpretar). Resulta así que se logra tener un disco con un espíritu único, pero a la vez universal.

2. The Beach Boys – Pet Sounds (1966)

El pop es una música que siempre ha estado pendiente de cómo puede ofrecer canciones o productos de gran aprecio o fácil consumo (sin ser esto algo que lo demerite). Y por lo tanto, así como se consumen, pueden perdurar. Este disco, originalmente presentado en 1966 vino a ser una referencia porque si bien The Beach Boys era la banda más representativa de los Estados Unidos (y a quien algunos comparaban con The Beatles) exploró durante su grabación el uso de instrumentos no convencionales. Se desligó así de la fórmula de la rapidez, para hacer así un disco capaz de mostrar cómo las emociones pueden ser consumidas masivamente. Se recuerda además, el uso de la técnica llamada “Wall of Sound”, la cual envuelve el sonido en capas, le da reverberación y maneja así una calidez propia.

3. The Beatles – Sergeant Pepper´s Lonely Hearts Club Band (1967)

A mediados de los sesenta, los Beatles habían decidido refugiarse en los estudios de grabación, como una respuesta a la imposibilidad de presentarse en vivo. El público llegaba a niveles extremos de efusividad e histrionismo que impedían a los músicos escucharse y poder controlar su presentación. Así que el estudio se convirtió en el ambiente propicio para avanzar, para proponer, para componer y explorar. En esta grabación, de 1967, llevada a cabo bajo las limitaciones propias de una consola de cuatro canales que fue expandida mediante artilugios técnicos, sirvió para presentar uno de los discos más vigentes en el mundo contemporáneo. Presentado como una obra completa, nos ofrece un panorama especial de psicodelia e instrumentación que ha sido referente de los últimos 45 años.

4. Pink Floyd – Dark side of the Moon (1973)

De este disco, puede decirse que se sostiene como un pilar de contenido y de grabación. Presentado en 1973, siendo el octavo de la carrera de esta banda británica, se caracteriza por el uso de sintetizadores y loops dentro de la grabación como un recurso, pero no como una base única. Bajo la ingeniería de Alan Parsons, este disco se considera una de las grandes obras de la música contemporánea, no solo en su contenido sino en la grabación que se hizo. Se usó una consola de 16 canales, que además fue “expandida” por el ingeniero para así tener otras posibilidades sonoras, creando una obra suprema y mágica que perdura.

5. Brian Eno – Ambient 4:  Music for Airports (1978)

Compositor, multiinstrumentalista y personaje esencial en el mundo musical contemporáneo de los últimos 40 años, Eno es un personaje que plantea el uso o la existencia de músicas que no están ligadas a los condicionamientos del mercado, formas musicales o expresiones cotidianas presentes en nuestras vidas, creación sonora basada el ambiente, consideraciones aleatorias y más. Esta producción particular, es un exploración alrededor de lo que puede ser una música para un aeropuerto; una música que puede ser incidental, pero también preconcebida para acompañar el paso de las personas por un no-lugar.

Hay que recordar cómo un aeropuerto, como punto de llegada y despedida, es un punto de encuentro que presenta sus propias tensiones. La gente libera tensiones allí a través de lágrimas, abrazos, besos, risas. Y este disco, puede ser el acompañamiento a esa experiencia de estar y habitar por pocas horas un aeropuerto.

6. Brian Eno y David Byrne – My Life in the Bush of Ghosts (1980)

Antes de la existencia o presencia de Internet en nuestras vidas, el recurso informativo o la posibilidad de acceder a conocimiento venía dada por la prensa, los viajes, los cables y otros asuntos como los libros, las películas o los discos; pero el conocimiento acerca de las expresiones culturares que no estaban en los ejes Washington-Moscú (cuando se hablaba de la guerra fría) no era tan lograble.  Muy pocos artistas de lugares como Arabia, Persia, India, China y otros lugares se conocían y mucho menos eran divulgados masivamente.

Los discos, las grabaciones de otras latitudes no eran fáciles de conseguir en tiendas de discos; de modo tal que quienes viajaban, eran quienes podían acceder a estos discos. De ese modo, David Byrne, quien formaba parte de la banda Talking Heads, había logrado conseguir grabaciones de tribus, discos de bossa nova o de folclore árabe o de los Balcanes. Pero al no existir canales donde este tipo de propuestas tuvieran cabida, había que filtrarlas, había que hacer que se permearan de lo que se escuchaba. De ese modo, Brian Eno y David Byrne, crea una especie de disco futurista, el cual usando patrones de sonidos electrónicos y de funk, usa voces y sonidos de realidades distintas a las convencionales.  Es posible escuchar voces de televangelistas, poblaciones árabes y más que sirven como documento de un mundo que se desconocía a si, pero que se apreciaba a si mismo.

7. Beastie Boys - Paul´s Boutique (1989)

El hip hop ha sido una de las expresiones culturales más representativas de las últimas cuatro décadas. En el confluyen elementos urbanos reflejados en expresiones como el baile, el grafitti o el rap. Como expresión en la cual el color y el contraste son capaces de unirse en ritmos y expresiones de cambio, versos incisivos y divertidos, tiene un componente importante: el uso de samples (fragmentos sonoros) de otras fuentes. Pero en distintas ocasiones, el uso de esos samples supone el reconocimiento de derechos que algunas veces no ha sido declarado.

En esta producción la banda norteamericana utiliza fragmentos de al menos 40 producciones discográficas distintas de artistas como: Sly and the Family Stone, Bob Marley, James Brown, Curtis Mayfield, Public Enemy, además de series de televisión, películas o frases cotidianas.

Comercialmente, el disco no despegó. Por un lado, la compañía que los respaldaba se había demorado en pagarles el dinero de su disco previo, y también desconfiaba de un disco que contenía esa gran cantidad de muestras que de seguro, no iban a poder “normalizar”. Pero los efectos ya habían quedado para siempre. Un disco que reconfiguraba el mundo musical que iba a venir en los años siguientes.

8. Jan Garbarek and The Hilliard Ensemble – Officium (1993)

Jan Garbarek es un músico noruego con una amplísima trayectoria en el mundo del jazz. Saxofonista y flautista con más de cuarenta años tocando, tiene un disco muy especial en su discografía. Se trata de este; un disco en el cual su trayectoria como jazzista, se une al trabajo vocal de The Hilliard Ensemble que retoma canciones religiosas antiguas, para crear una simbiosis sonora única. Capaz de despertar emociones; este disco es una muestra sonora de cómo lo sublime permanece. Grabado en ese año, mostró cómo para grabar lo que va de lo antiguo a lo nuevo, hay que ser cuidadoso. Las dos propuestas, por igual se necesitan en la obra; no pueden estar separadas.

9. To Rococo Rot – The Amateur View (1999)

To Rococo Rot es un proyecto alemán instrumental que se ha caracterizado por ofrecer una propuesta musical en la cual la electrónica y los instrumentos análogos conviven. Siendo además un proyecto capaz de catalizar diferentes opciones sonoras y tendencias, tiene en este disco la combinación especial para demostrar cómo una grabación bien cuidada, bien lograda, no solo se convierte en un referente para la banda en si, sino para un movimiento musical particular de fin de milenio. Un disco que escuchado con especial cuidado, logra generar la atención para descubrir lo especiales detalles en materia digital que en él se encuentran.

10. Rhythmn & Sound / with the artists (2003)

Bajo este proyecto, encontramos a dos productores alemanes con una clara obsesión por la perfección y el error en cuanto a la grabación. Se trata de Mark Ernestus y Moritz von Ostwald, quienes al unir su aprecio por los sonidos digitales; los que generan los sintetizadores y secuenciadotes, además de los teclados los enfocan con un detalle especial: el uso de técnicas de producción desarrolladas en Jamaica en los setenta (el dub) y al agregar voces nativas caribeñas, crean un disco que efectivamente desconcierta. Se pensaría efusivo; pero es más un recorrido urbano, actual y una reflexión acerca de cómo mundos que sonoramente pueden no ser compatibles, en realidad lo son.

Estos son discos, son producciones que invitamos a buscar; a escuchar con detenimiento para así indagar y por qué no, lograr adentrarnos a una serie de esencias tan emotivas como importantes en su capacidad de generar pautas para obras posteriores y referencias auditivas que perduran.

Fecha de publicación original Jue, 17/05/2012 - 19:32