Publicado el Vie, 18/03/2022 - 12:55

2002, un viraje en el conflicto

Archivo Señal Memoria de RTVC. Diseño gráfico: Karen López para Señal Memoria de RTVC

El año 2002 significó un punto de inflexión del conflicto armado. Hace veinte años se sucedieron el fracaso del proceso de paz entre el gobierno Pastrana y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), la toma del Estado por parte del paramilitarismo en las elecciones legislativas, una nueva escalada de violencia de las guerrillas, la llegada de Álvaro Uribe a la Presidencia, y el inicio de una ofensiva de las Fuerzas Armadas impulsada por el Plan Colombia. Lo anterior en el contexto internacional de la guerra contra el terrorismo.

En los años 90 el país vivía una gran contradicción. Mientras en el resto del continente el fin de la Guerra Fría llegaba con la integración de las viejas guerrillas al sistema democrático, en Colombia sufría la arremetida de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que por primera vez desafiaban de manera seria la capacidad defensiva del Estado. Mientras tanto, el paramilitarismo crecía y unificaba su estructura en las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), al tiempo que destruía las bases sociales de los sectores políticos alternativos que parecían haber encontrado un espacio a raíz de la Constitución de 1991. Sin embargo, el ambiente en la opinión era favorable a una solución negociada del conflicto, cuando en las elecciones locales de 1997 ocho millones de colombianos manifestaron de manera informal su apoyo a esta posibilidad. 

 

Alocución del presidente Andrés Pastrana. En: Villamizar, M. (Directora). (2002). Memorias de un proceso. Colombia: Oficina del Alto Comisionado Para la Paz. Archivo Señal Memoria, BTCX60 051660

 

A la situación respondió el recién elegido presidente Andrés Pastrana con un proceso de diálogos con las Farc, para el cual se desmilitarizaron cinco municipios de los departamentos de Meta y Caquetá (la zona de distensión o “El Caguán”, en referencia a San Vicente del Caguán, la sede principal de los diálogos). Sin embargo, las hostilidades nunca se detuvieron: la guerrilla continuó su ola de atentados y secuestros, alimentando la desconfianza de la opinión pública, mientras el Estado era ineficiente al momento de responder al crecimiento descontrolado del paramilitarismo, el mayor de la historia bajo el gobierno de Pastrana. Hubo crisis y amenazas de suspender las negociaciones, en medio de liberaciones de soldados y policías secuestrados o de la tregua que permitió la realización de la Copa América. A finales de 2001 la esperanza de la paz se alejaba.

Fecha de publicación original Vie, 18/03/2022 - 12:55